El Abierto de Australia se quedó sin público. El gobierno estatal impuso un confinamiento de cinco días para contener un aumento de casos de covid-19, por lo que la ausencia de los aficionados ha hecho que los tenistas deban enfrentarse a un silencio peculiar.
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La falta de bullicio el interior de una Rod Laver Arena vacía, es interrumpido por el sonido del obturador de una cámara u otros sonidos que generalmente pasan desapercibidos, según reseñó AP.
Los primeros cinco días del torneo se sintieron completamente diferentes, permitiendo multitudes de tamaño considerable por primera vez en un año.