Los trabajadores de Sidor, una fábrica de acero ubicada en el extremo sur de Venezuela, llevan al menos 29 días protestando en la calle para exigir beneficios laborales en una decaída industria que hoy muestra su peor cara, de acuerdo con dirigentes sindicales.
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Son 14.000 empleados que luchan por un mejor sueldo en una industria que en 2008 fue expropiada por el entonces presidente Hugo Chávez. La compañía pertenecía a una transnacional argentina, de nombre Techint.
“Estamos en asamblea permanente en esta vía porque el patrón nos ha desactivado la ficha y no podemos entrar a la planta ni a nuestra institución sindical. Hemos ido a la CVG (Corporación Venezolana de Guayana) y no nos han querido escuchar porque nos faltan el respeto. Nosotros estamos reclamando lo que nos pertenece, lo que nos hemos ganado con trabajo y no somos delincuentes ni de ultraderecha, somos trabajadores”, reclamó César Soto, un dirigente sindical de Sidor, durante una huelga de calle realizada el 17 de febrero.
Soto es uno de los sindicalistas que ha encabezado las manifestaciones. De momento el único pronunciamiento de la compañía estatal ha sido un comunicado emitido el pasado 1 de febrero, en el que calificó las protestas como acciones de boicot que pretenden desestabilizar y disminuir la producción.
Trabajadores informales
Muchos trabajadores dejaron de asistir a la planta para realizar otras actividades que le generen más ingresos, o simplemente se fueron del país sin cobrar su liquidación, pues dicen que para nada les habría alcanzado.
Carlos López, un empleado con 27 años de servicio, ahora se dedica a vender productos básicos en el mercado de San Félix. Dice que al día puede hacer 25 dólares, y eso es mucho más de lo que podría ganar en Sidor si trabaja 3 meses seguidos.
“Yo recuerdo que gracias a Sidor compré mi casa y pude pagar los estudios de mis hijos, hace años. Pero hoy también puedo decir que gracias a la Sidor de ahorita, llegué a un punto en el que prácticamente me estaba muriendo de hambre. Los gobiernos de Chávez y Maduro destruyeron a mi empresa”, apuntó.
Baja producción
Sidor produjo menos del 1% de su capacidad instalada durante 2020, de acuerdo con una investigación realizada por el medio local Correo del Caroní. De acuerdo con el medio, la fabricadora de acero apenas rozó las 17.000 toneladas de acero líquido al término del año pasado.
La cifra representa un día y medio de trabajo del año 2007, justo antes de la expropiación. “Sidor está en el suelo, pero no es culpa de nosotros, la empresa no ha invertido y ahora pretenden responsabilizarnos”, dijo Alfredo González, un empleado.
“Nosotros lo que estamos haciendo son reclamos justos. Pedimos que se reintegren nuestras convenciones colectivas, nuestros beneficios, que se activen los transportes, el seguro médico y que la empresa no siga con su amenaza y represión contra los trabajadores”, explicó Jean Carlos Franco, miembro de Unidad en la Coincidencia y trabajador adscrito a la fábrica de tubos de Sidor.
Persecución estatal
No obstante, Franco dice que el reclamo reivindicativo y de producción no es la única razón que motiva a los empleados a protestar. También protestan por lo que califican como hostigamiento y persecución. El pasado 19 de febrero, la estatal filtró las fotos de 12 obreros que participan en huelgas y fueron colgadas en redes sociales junto con calificativos de “terroristas” y “delincuentes”.
Franco dijo que las imágenes corresponden con sus carnets y solo Sidor tiene acceso a ese registro fotográfico. “Hacemos responsable a la directiva de Sidor y a su presidente Néstor Astudillo de los que nos pase, porque esas fotos salieron del sistema de la empresa, y es lamentablemente que se preste para jugadas sucias en contra de quienes estamos en una lucha reivindicativa”, agregó el trabajador.
Franco, junto con sus compañeros José Jiménez, José Saracual y César Soto, pertenecen al grupo Unidad en la Coincidencia. Los otros ocho forman parte de una organización llamada Alianza Sindical, conocida por sus vínculos con el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Este lunes 1 de marzo los empleados volvieron a la calle. Con cauchos encendidos y ramas trancaron la avenida Guayana de Puerto Ordaz para protestar por sus derechos. Exigen un salario digno, seguro médico y funerario y respeto a sus contratos colectivos.
“Estamos cobrando en una quincena menos de cinco dólares. ¿Cómo yo voy a mantener a mi familia con eso”, dijo Raúl Rojas, un empleado.