El nacimiento de Kamila Valentina llenó de alegría a la familia de Jesenia y Julio. Sin embargo, pronto enfrentaron una realidad dolorosa: la detección de una endotropia precoz en su pequeña hija.
Esta patología ocular, que afecta la alineación de los ojos, se convirtió en un desafío financiero y emocional para la familia, quienes hacen vida en el estado Nueva Esparta, Venezuela.
Desde los dos meses de edad, Jesenia notó algo inusual en Kamila Valentina. La pequeña creció en el vientre de su madre sin complicaciones, pero su situación empeoró con el tiempo. Los diagnósticos iniciales fueron confusos, lo que angustió a los jóvenes padres. Finalmente, a los 10 meses, se confirmó la endotropia precoz, y la necesidad de una cirugía urgente.
La operación es costosa, y en un país donde el sistema público de salud apenas aporta recursos, la familia se encuentra en una encrucijada. Rifas, donaciones y la venta de patrimonio han permitido financiar parte del tratamiento, pero aún no es suficiente para cubrir la cirugía.
El médico especialista que trató a la pequeña les indicó a los padres que la intervención “debe realizarse antes de los dos años, porque la desviación de los ojos hacia el tabique nasal podría hacer que Kamila pierda parte de su visión”.
