La ocupación ilegal de espacios en Chile incrementó 40% en los últimos 12 meses, según un reporte presentado por la DW en español.
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La “toma”, como es conocida en la nación suramericana, responde a las limitaciones que tienen miles de chilenos para el acceso a una vivienda.
Lo reseñado por el medio de comunicación también describe las condiciones en las que deben vivir y convivir los grupos familiares, quienes debido a sus escasos recursos recurren a la “olla común” o comedores internos para hacer frente al hambre.
Los testimonios recogidos describen estas “aldeas” como una gran familia, entre cachivaches, cartón, láminas de madera y mucho ingenio para dar forma a un hogar.
El simple hecho de no tener compromisos con el pago de servicios y otras asignaciones les facilita la forma de vida a cientos de personas que a diario o semanalmente obtiene ayuda por parte de ONG y grupos de voluntarios.
Por su parte, las autoridades han reconocido que no existen soluciones inmediatas a este problema, solo piden a estas comunidades “mantener el control de las tomas”.
Los esfuerzos por parte del Gobierno chileno han tardado y se han visto afectados por la covid-19, aseguran que está crisis se ha acentuado y retrasado los acuerdos con la empresa privada.