Hiroyuki Morota, de 53 años y miembro como independiente de la asamblea de su región en Japón, admitió haber realizado 89 envíos de uno o dos paquetes con 2.000 mascarillas cada uno a un precio de entre 30.000 y 170.000 yenes desde el 4 de febrero, cuando Japón se encontraba ya en una situación de desabastecimiento de este producto.
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No solo se aprovechó del pánico
El político, que también se dedica al comercio, vende bienes en otros países producidos en China. Ofreció sus disculpas por el hecho: “Tengo una responsabilidad moral y me arrepiento de que me faltara consideración como miembro de la asamblea”, afirmó Morota, en una conferencia de prensa recogida por la agencia local Kyodo.