La esperanza de hallar sobrevivientes del derrumbe de un puente en Génova, que dejó 39 muertos, disminuye con el paso de las horas mientras arrecia la polémica y el gobierno de Italia amenaza con castigar a la gestora de la autopista.
Los equipos de rescate siguen trabajando sin descanso entre los bloques de cemento del puente Morandi y los restos de los vehículos que cayeron al vacío desde una altura de unos 50 metros.
Durante la noche, los bomberos recuperaron nuevos cuerpos sin vida, por lo cual el balance de muertos se elevó a 39.
El ministro del Interior, Matteo Salvini, anunció la muerte comprobada de 38 personas, entre ellos varios extranjeros y familias enteras que atravesaban el céntrico puente, ubicado en una zona urbana y que conecta con una autopista hacia Francia.
Una hora después de su declaración fuentes de la protección civil confirmaron la muerte de otra persona.