Luisa Panagua.- El director ejecutivo de la organización Human Right Watch (HRW), José Miguel Vivanco, responsabilizó a los países del Caribe por la falta de acuerdo sobre Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Aunque reconoció que la mayoría de los países tienen una “visión fidedigna” de lo que ocurre en el país, así como un compromiso con la democracia y los derechos humanos, advirtió que los países del Caribe “siguen siendo clientes y se comportan como clientes”.
Para Vivanco esto explica por qué, ante el debate sobre Venezuela, estos Estados buscan subterfugios, formalismos y cuestiones procesales que hasta el momento han impedido que la OEA tome una posición clara sobre Venezuela. “Es un escándalo cómo se comportan estos Estados”, expresó.
Rechazó que los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) continúen su insistencia sobre el diálogo entre gobierno y oposición.
“El problema en Venezuela no es la falta de diálogo, sino que una tiranía abusa de su poder, niega el ejercicio de libertades fundamentales, reprimiendo y persiguiendo. El problema son aquellos civiles que son procesados por tribunales militares, algo que vivió América Latina en los años 70, típicamente dictatorial”, enfatizó.
También recordó la falta de un calendario electoral cuando ya las elecciones regionales tienen 13 meses vencidas, la crisis humanitaria que vive el país y la falta de respeto a las atribuciones de la Asamblea Nacional (AN), así como la dependencia del Poder Judicial respecto al Ejecutivo.
Vivanco lamentó que los países que propusieron un proyecto de acuerdo claro y contundente sobre Venezuela, deban “diluir” los principios para buscar consenso con los países del Caricom.
Sugirió que los Estados deben mantenerse firme y dejar en evidencia que esos países tienen una posición “más bien comercial”, que comprometida con la causa de la democracia y los derechos humanos.
El director de HWR consideró que el resultado es “altamente decepcionante” y que esto será interpretado por el gobierno de Nicolás Maduro como una debilidad de la comunidad internacional por lo que solo servirá para “ganar oxígeno”.
