El Colegio de Ingenieros del estado Nueva Esparta se pronunció sobre la situación del sistema eléctrico de la región insular y las últimas inversiones en plantas ,desestimando su efectividad.
Eustacio Aguilera, presidente de la Comisión de Energía Eléctrica del gremio, dijo que desde la fuerte falla registrada a mediados del año pasado que afectó a los 11 municipios de la entidad, y que se mantuvo hasta diciembre, hicieron seguimiento a las soluciones aplicadas por la estatal Corpoelec, y la conclusión es que no serán efectivas porque no hubo inversión en nuevos equipos sino sustitución de piezas, y además usadas.
De acuerdo con Aguilera, este proceder mantiene la vulnerabilidad del sistema, por lo que la región sigue susceptible de cualquier falla a nivel nacional, incluso de las propias deficiencias de los equipos locales, y por eso se siguen produciendo cortes inesperados.
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“Las supuestas recuperaciones de las plantas de generación Luisa Cáceres de Arismendi y Juan Bautista Arismendi no se cumplieron ni siquiera a medias y por eso las fallas en el servicio eléctrico en las islas de Margarita y Coche no han cesado y se mantendrán”, afirma, y explica que mientras la empresa no logre cubrir técnicamente por lo menos el mínimo de la demanda eléctrica las fallas seguirán siendo rutina.
Al respecto detalla, que “lo que se hizo para superar la falla fue recuperar un generador de 20 megavatios de la planta Luisa Cáceres que sumado a los 90 de la planta Juan Bautista llega a 110 megavatios de generación termoeléctrica. Esto hace que el cable submarino tenga que trabajar a full capacidad, que son 150 megavatios para aportar a los 260 megavatios que es la demanda promedio de la región”.
La preocupación desde el punto institucional que manifiesta el Colegio de Ingenieros a través de su vocero, es que hay una afectación importante en la actividad económica en todos los niveles, y por tanto tiene incidencia en el desarrollo normal actual pero también de los futuros proyectos.
Ante esto, Aguilera califica las acciones gubernamentales como “una burla”, porque los habitantes seguirán teniendo condiciones de vida limitadas, y el propio crecimiento de la región también.
