Horas después de haberse perpetrado un magnicidio en Haití en contra del presidente en funciones, Jovenel Moise, la Policía Nacional dio de baja a cuatro presuntos culpables del asesinato y capturó a otros dos.
Las autoridades también dieron parte del rescate de tres de sus agentes que habían sido tomados como rehenes.
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El ataque contra el presidente de Haití se produjo de madrugada en Pelerin, un exclusivo sector de mansiones situado en un cerro en la parte más elevada de Puerto Príncipe y que siempre suele estar fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad de la Presidencia.
En el atentado, la primera dama, Martine Moise, resultó gravemente herida y tuvo que ser trasladada en un avión ambulancia a Miami, Estados Unidos, para recibir tratamiento.
Ante este hecho, el primer ministro, Claude Joseph, declaró estado de emergencia en el país con el objetivo de mantener alerta a la población ante otro posible atentado contra cualquier de las autoridades del país, especialmente para resguardar la salud del resto de la familia del difunto presidente.
Moise había advertido sobre su asesinato en una entrevista concedida para el diario El País el pasado mes de febrero, donde expuso que existía un plan de golpe de Estado organizado por un “grupo de familias y empresarios que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizan la calle para crear desestabilización”.
El asesinato se produjo a poco más de dos meses de la fecha prevista de las elecciones presidenciales y legislativas, el 26 de septiembre, en momentos en los que el Parlamento lleva año y medio clausurado y la cúpula del Poder Judicial tampoco está plenamente operativa.
