El alcalde de Uvalde, en Texas, Estados Unidos, Don McLaughlin, anunció que las instalaciones de la escuela primaria Robb Elementary, que fueron testigo el pasado 24 de mayo de un tiroteo que acabó con la vida de 21 personas, serán demolidas, difundió la agencia de noticias EFE.
Poco antes de confirmar la noticia, la autoridad local dijo una emotiva frase. “Nunca podrías pedirle a un niño que regrese o a un maestro que regrese a esa escuela. Nunca”.
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Al parecer, McLaughlin se mostró descontento por la información “constantemente cambiante” que se publicó sobre lo sucedido aquel día.
Tras dispararle a su abuela en la cara en su casa, Ramos se subió a un vehículo y condujo hasta las cercanías de la escuela primaria, donde su automóvil se estrelló con la cerca. Posteriormente bajó, y entró al recinto en el cual desarrollaría una de las peores masacres en los últimos años.
Desde entonces, las críticas hacia la actuación policial en ese hecho han ido en aumento. El Gobierno de Estados Unidos anunció que llevará a cabo una investigación.
Estados Unidos ha sufrido al menos 288 tiroteos en los que va de año, según la diputada demócrata por Nueva York Carolyn Maloney.
El Congreso de Estados Unidos dio a conocer el pasado martes un proyecto de ley para la restricción del acceso a las armas de fuego en ese país, como resultado de un acuerdo bipartidista.
