Tres personas fallecidas y entre 70 y 90 afectadas por el síndrome de Guillain-Barre

– “Exceptuando, por supuesto, los factores biológicos, la única causa común para la expansión de virus como el zika, el dengue y la chikungunya es la falta de políticas públicas eficientes en el área de la salud”.

El señalamiento corresponde al médico internista e infectólogo Julio Castro, galeno de la Policlínica Metropolitana, ante el incremento en el país de tales enfermedades; y, sobre todo, en momentos en que crece la inquietud tras el reciente fallecimiento de tres personas – en Maracaibo, Caracas y Barquisimeto – por el síndrome de Guillain-Barré, patología que se relaciona con el zika.

“Se trata de un fenómeno inmunológico neurológico que paraliza de manera progresiva los nervios y que, de acuerdo con los datos que se manejan periodísticamente – ante la falta de cifras oficiales – podría ubicarse hoy entre 70 y 90 casos en Zulia, Bolívar, Anzoátegui, Nueva Esparta, Lara y Distrito Capital”, corroboró el también docente del Instituto Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, precisando que una de cada cien personas lo contrae.

Subrayando que el mosquito aedes aegypti es el mismo vector de la citada tríada, el facultativo explicó que la introducción específica del zika en América se hizo a través de Brasil, y de allí muy probablemente a nuestra nación, donde se exponen todos los pobladores puesto que aquí no existían previamente anticuerpos.

“Ninguno de estos virus tiene medicamentos específicos, no hay antibióticos, lo que requieren es tratamiento sintómatico, acetaminofen, y básicamente hidratación oral o endovenosa para pacientes severos, así como el uso eventual de antialérgicos por la picazón. Empero, ni siquiera el acetaminofen es fácil de conseguir en Venezuela”, se lamentó.

“Tampoco hay pruebas de laboratorio específicas para diferenciar si una persona tiene la condición de zika o de dengue, solo exámenes moleculares que son de investigación del Instituto Nacional de Higiene para fines epidemiológicos”, completó.

Epidemia

“Hablar de un caso de zika en Venezuela es hablar de una epidemia por su definición y efectos prácticos. Aunque no representa mayor riesgo para la población pues tiene mucho menor impacto en términos de mortalidad que el dengue, si alguien fallece por zika se corresponde a complicaciones asociadas, como el aludido Guillain-Barré”, aclaró, agregando que en Brasil fue demostrada, asimismo, la asociación del virus con niños que nacieron padeciendo microcefalias producto de madres embarazadas que acusaron el mal.

“Lo que queda es instruir y educar a la población sobre el control del vector porque es poco lo que se puede hacer en cuanto a la dinámica de la enfermedad. Vamos a seguir teniendo zika por unas 20 a 40 semanas, que es lo que dura la epidemia”, dijo.

Asimismo, reveló un repunte de la malaria – vector, mosquito anófeles; confinada a las zonas de actividad minera en Bolívar; no existe en perímetros urbanos como Caracas  -, a estadísticas propias de la década de los años cuarenta, y la posibilidad de que se establezcan focos secundarios en donde había sido erradicada. “En los últimos seis o siete años, Venezuela, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el único país de América y uno de dos en el mundo que han retrocedido en la lucha antimalárica”, sentenció.

Tratamiento

Ante la pregunta colectiva de por qué estas enfermedades están regresando aunque se circunscriban a vectores distintos- zika, dengue y chikungunya, por una parte, y malaria por el otro -, el especialista insistió en que la única causa común es la carencia de lineamientos públicos de salud para enfrentarlas.

“Son enfermedades que deben ser controladas mediante el control de los vectores. Sin embargo, la desatención de programas nacionales en la materia, en cuanto a su financiamiento, logística y operatividad, es notable, y se encuentran mermados de forma alarmante en estos cinco años”, indicó.

“Segundo, las campañas informativas para que los propios ciudadanos controlen el vector en sus viviendas también han venido disminuyendo, así como las campañas de fumigación cada vez son más ineficaces porque no son sostenidas en el tiempo, pues hay que fumigar todo el año y no solo cuando viene la epidemia”, añadió, comentando que si ahora se inicia esa labor el impacto sobre la densidad de mosquitos sería mínima.

Hágalo Ud. mismo

El académico insistió en que el silencio del gobierno es elocuente puesto que en el protocolo de medidas por epidemias la OMS recomienda el manejo comunicacional. “Hasta ahora no hemos escuchado una sola palabra de la nueva ministra ni de su equipo técnico”, comentó.

Por lo pronto, el doctor urgió a la corresponsabilidad ciudadana para el control del vector en cada domicilio. “En la casa no entra la alcaldía o el ministerio. Es tarea, entonces, de cada uno que los depósitos de agua se mantengan cerrados al contacto de los mosquitos, evitar tener floreros, canaletas empozadas, etc. Tenemos que luchar contra los criaderos puertas hacia adentro. No pensemos en el zancudo adulto, pensemos en las larvas”, citó, llamando a desmitificar alternativas folklóricas y poco científicas como la citronella o la vitamina B12.

“Siempre pareciera que estamos detrás de la enfermedad y no delante de ella. Y eso tiene mucho que ver con la visión del Estado sobre el precario control de los vectores, pero no por eso vamos a descuidar nuestro rol preventivo en el hogar”, concluyó.​

29/1/2016 1:21pm

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