Sobrevivir al cáncer de mama, una hazaña en Venezuela

Sobrevivir al cáncer de mama, una hazaña en Venezuela. Foto: VPItv

El cáncer de mama ocupa el primer lugar en la causa de muerte oncológica de las mujeres venezolanas, registrando aproximadamente 7.000 casos activos y más de 2.800 muertes al año, según las organizaciones no gubernamentales que se dedican a ayudar a las pacientes que lidian con la enfermedad.

Hasta la fecha en el país no han sido presentadas cifras oficiales sobre este tipo de cáncer por parte de la administración de Maduro, son las ONG quienes se han encargado de recopilar datos basándose en la cantidad de personas que acuden a ellas en busca de ayuda.

Una denuncia que cada año se hace más latente es que las políticas públicas para abordar la enfermedad son prácticamente “inexistentes”, situación que empeoró luego de la pandemia por la covid-19 y la grave crisis humanitaria que atraviesa el país.

En los hospitales hay muy poco personal especialista en el área, no cuentan con los equipos suficientes y poder cumplir con los tratamientos es casi “un milagro”. Hasta hace unos años el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) era el encargado de suministrar los tratamientos oncológicos a las mujeres pero poco a poco esto dejó de ocurrir.

Para quienes padecen el cáncer de mama asistir a un centro de salud privado puede llegar a ser un lujo. Las mamografías tienen costos que van desde los $30, los tratamientos oscilan entre los $2.000 y $10.000, montos prácticamente imposibles de pagar para quienes ganan salario mínimo.

A diario se puede observar, en las distintas redes sociales, como muchas de las pacientes recurren a la solidaridad de amigos, familiares y donaciones de desconocidos para poder cubrir con todos los gastos.

¿Qué es el cáncer de mama?

El cáncer de mama se produce cuando las células mamarias crecen de forma descontrolada y terminan formando un tumor que puede ser detectado a través de una mamografía o una radiografía.

Según la coordinadora del programa de especialización en Mastología de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, Marellys Matheus, “en el 80 a 90 % de los casos, se va a manifestar como un nódulo o masa en la mama, que probablemente se haya originado y producido de manera crónica”.

Usualmente la enfermedad ataca a mujeres u hombres mayores de 40 años pero hay muchos casos en los que puede surgir a temprana edad y es por eso que es vital que al notar alguna irregularidad en el área de los senos, los pacientes acudan a algún especialista.

Entre los factores de riesgo se le atribuye la enfermedad a antecedentes familiares, mutaciones genéticas, el uso excesivo de hormonas, la mala alimentación, inactividad física, la obesidad, la exposición a radiación o el consumo de tabaco. Sin embargo la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que al menos la mitad de los casos de cáncer de mama son de mujeres que no cumplen con lo mencionado.

“En el país se juega mucho con el cáncer”

Tibisay Palmero, quien tiene 50 años de edad y vive en la ciudad de Caracas, fue diagnosticada con cáncer de mama en julio de 2019, época en la que su vida se llenó de incertidumbre e incógnitas pues es discapacitada.

Palmero nació con espina bífida, una afección que afecta directamente a la columna vertebral, luego a los 12 años de edad fue diagnosticada con Artropatía de Charcot, una enfermedad que causa daños en los huesos, articulaciones y tejidos blandos de las extremidades inferiores, razón por la que perdió su pierna derecha y que actualmente está perjudicando a la izquierda.

Fue un “ardor a nivel de la aurora” lo que empezó a causar molestia en Tibisay, luego sucedió lo mismo con su pezón. Después de dos semanas decidió asistir a su ginecólogo para saber que estaba ocurriendo y de allí fue referida al mastólogo en la Clínica de prevención del Cáncer.

“Mi tratamiento duró un año, empecé con ocho sesiones de quimioterapia, después la operación y por último la radioterapia. Se me cayó el cabello y engorde como 15 kilos”, aseguró la mujer.

Palmero no contaba con los recursos suficientes para costear los gastos que acarrea la enfermedad pero afortunadamente la Fundación Soteldo pudo colaborar con ella.

“Para mi fue muy difícil porque vivimos en un país donde se juega mucho con el cáncer. Empecé con las quimio pagando 800 mil bolívares y la última que me realicé costó tres millones quinientos”, expresó.

Para la fecha Tibisay está libre de la enfermedad, aunque debe acudir cada cuatro meses al médico para hacer chequeos de descarte.

Su familia fue su gran apoyo en esos duros momentos. Aunque para el momento de la detección del cáncer la estaban incapacitando laboralmente, ella hoy en día se dedica a trabajar desde casa por internet y a cuidar a sus padres. Uno de ellos tenía covid-19 para el momento de la entrevista.

“Que no te quite las ganas de vivir y tus sueños”

Elimar Rivas tenía 25 años cuando el 7 de febrero de 1997 un especialista le detectó el cáncer de mama. El diagnóstico no fue temprano, el tumor ya tenía un tamaño considerablemente grande. “Entre la fecha de mi primera punción para verificar que efectivamente fuera un cáncer y el momento de mi operación, que pasó mes y medio, mi tumor había crecido el doble por la punción”, aseguró.

Rivas tuvo que someterse a una cirugía en la que le hicieron una extracción de los ganglios axilares y del cuello, fue en ese momento en el que los médicos notaron que tenía metástasis, es decir, su cáncer había pasado a ser de estadio 4.

“En ese momento me realizaron quimioterapia y radioterapia, y luego una mastectomía radical izquierda con reconstrucción inmediata, me agarraron el músculo transverso del estómago y me hicieron una reconstrucción siendo mi operación pionera en este país”, contó Elimar, quien para la fecha se desempeñaba como maestra de primer grado.

El Hospital Oncológico Padre Machado fue la mejor opción para Elimar, en esa época tenía un funcionamiento similar al de una clínica privada. La Fundación Badan fue de gran ayuda a la hora de adquirir los medicamentos que necesitó.

“Era otra Venezuela, con tu sueldo eras capaz de pagar tu medicina. Yo gracias a Dios no tuve problemas con eso, por ser una persona joven duré 11 meses en quimioterapia, me dieron 13 sesiones cada 21 días”, expresó quien se dedica en la actualidad a ser coach de vida.

Rivas aseguró que su proceso de recuperación fue “lento, doloroso y traumático”, perdió el cabello, llegó a pesar unos 30 kg, su piel estaba completamente reseca, incluso relató que era muy difícil dormir porque no tenía pestañas. “Te quita un montón de cosas físicas pero que jamás te quite las ganas de vivir”.

“Mis médicos cuando yo tenía un año y dos meses de tratamiento mandaron a mi casa porque en ese momento ya había perdido mucho peso, me dijeron como ‘vete a morir a tu casa’, físicamente mi cuerpo no daba más y le dijeron a mis padres que se preparan porque ‘en cualquier momento se va’”, dijo Rivas.

Aunque fue un golpe duro, en plena juventud, ella nunca perdió las ganas de vivir, cree que esa es una de las razones por la que pudo superar la enfermedad. Tiene una cicatriz que va desde su cadera derecha y su cadera izquierda, considera que es “espantosa”. Sin embargo, describe la enfermedad como “un viaje de vuelta a su interior”.

Elimar estuvo asistiendo una vez al mes durante un año al médico, luego fue cada tres meses, después cada seis y ahora asiste cada año en el mes de marzo. Tiene 24 años libre de cáncer.

Para ella, ser sobreviviente de cáncer fue una nueva oportunidad para vivir, lo que la llevó a convertirse en trainer en Programación Neurolinguística (PNL) y a dictar talleres a conferencias para mujeres que han pasado o atraviesan la misma situación que ella.

“Lo hago desde otra visión, explicando de dónde viene el cáncer, qué emociones afecta, por qué se da, qué emociones tenemos atrapadas que hacen que ese dolor que no hablamos se convierta en cáncer. El apoyo que doy ahorita va más allá de ¿por qué tengo cáncer?, se trata de ¿para qué tengo cáncer, qué debo aprender con esta situación, qué debo superar?”, explicó.

El mensaje que siempre quiere dejar es que todas las mujeres sepan que ese diagnóstico no es el que tiene la última palabra, son las ganas de “conectarse con su interior” las que determinan lo que sucederá. “Te va a quitar muchas cosas pero tienes que fortalecerte para que no te quite las ganas de vivir y tus sueños” expresó Rivas.

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