Venezuela cumple un mes de protestas sin atisbo de elecciones

Un nuevo capítulo de protestas contra gobierno en Venezuela llega al mes. Desde el 1 de abril la oposición venezolana se ha mantenido en las calles nuevamente en exigencia de un cambio en el país, que ya suma 19 años bajo la dirección del régimen bolivariano, lo que alguna vez el presidente fallecido Hugo Chávez denominara “el socialismo del siglo XXI”.

En las vías de la capital se atisban las marcas de las más de 10 manifestaciones convocadas por la oposición que han congregado a miles de personas. En el cemento de grandes avenidas se lee “Maduro dictador”. Vidrieras fragmentadas se ven en algunos locales comerciales, producto de la represión de las fuerzas del Estado, la misma que dejó un saldo de 26 muertos, 4 de ellos menores de edad.

Dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (155 y 156) dinamitaron el disgusto social, que rememora las protestas que en 2014 dejaron 46 fallecidos. Entre las medidas que tomó el Poder Judicial en marzo estaba la apropiación de las competencias del parlamento venezolano. Y, aunque se retractaron en este punto con dos sentencias nuevas (157 y 158), la chispa estaba encendida.

La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, reapareció esta semana en el panorama, luego de que en marzo fuera la única figura pública afecta al chavismo que señalara que el TSJ había roto el hilo constitucional. En el mismo tono mediador, poco usual, el 25 de abril dio números escandalosos acerca de las manifestaciones: 437 personas han sido heridas, 1.289 detenidas y un total de 65 encarcelamientos.

El Foro Penal venezolano ha registrado, en cambio, 1.426 arrestos y 59 encarcelamientos. Lo que dispara la cifra de presos políticos por encima de los 170.

El bloque de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, insiste en que “el TSJ sigue con su golpe de Estado continuado” y quiere “confiscar las elecciones en el país”. No solo las regionales, que debían realizarse el 16 de diciembre de 2016, sino las sindicales y de las autoridades universitarias.

La MUD también ha solicitado, desde el inicio de un fallido diálogo en 2016, que se adelanten los comicios presidenciales que corresponden a 2019.

Entre las exigencias de la Unidad, están la realización de elecciones libres y democráticas, la liberación de los presos políticos, la apertura de un canal humanitario y la restitución del hilo constitucional, que comprende la devolución de los poderes de la Asamblea y la destitución de los magistrados de la Sala Constitucional que engendró las sentencias del TSJ.

Un giro al discurso de violencia

La ola de protestas ha puesto en jaque algunos de los hitos que han marcado las acciones de la oposición. Aparte de las sorpresivas declaraciones de la fiscal general, el defensor del pueblo, Tarek William Saab, ha driblado todo intento de la disidencia porque se pronuncie en contra de la represión. En su lugar, ha sido su hijo, Yibram Saab el que en un video ha dejado claro que existe una ruptura del orden constitucional en el país y pide a su progenitor que reflexione.

A esto se suma que “La marcha del silencio” del pasado 22 de abril haya llegado hasta el oeste de la capital, atravesando todo el municipio Libertador, sin inconvenientes y dejando en contradicho el discurso de violencia del gobierno había dicho que se podía generar. En esta zona –liderado por el alcalde chavista Jorge Rodríguez–  siempre se les había vetado el paso a los opositores. Incluso quienes antes habían sido chavistas, se les unieron.

“La violencia se genera siempre a partir de las órdenes del gobierno. Cuando nadie ordena a los guardias reprimir, no hay violencia”, decía el gobernador del estado Miranda y ex candidato presidencial, Henrique Capriles.

Músicos con cuatro tocando por la paz; un joven que se sube desnudo a una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana con una biblia en la mano; una monja que le tiende una mano a un militar; diputados que cierran en un acto simbólico la Defensoría Pública con cintas de “prohibido el paso” y “cerrado”. Son algunas de las imágenes que refuerzan el tinte figurativo de esta nueva serie de manifestaciones.

Gracias a estas, Maduro por primera vez, luego de un año, se atrevió a hablar de la posibilidad de elecciones, y la comunidad internacional ha ejercido cada vez más presión para que se restablezca la democracia.

“Se trata de una lucha en resistencia”, sostienen los parlamentarios que encabezan las convocatorias.

A esa resistencia aún le queda por superar, en primera instancia, las trabas que el Poder Electoral ha impuesto: líderes opositores presos (Leopoldo López de Voluntad Popular, y Antonio Ledezma, alcalde Metropolitano de Caracas); líderes con orden de aprehensión (María Corina Machado de Vente Venezuela); y líderes inhabilitados (Henrique Capriles de Primero Justicia); además de que la validación de partidos finaliza en junio.

El número 2 del gobierno, Diosdado Cabello, fue muy claro el 24 de abril: “Que llamen a elecciones, igual no tienen partido político”.

Por el momento, la oposición marchará nuevamente este 1 de mayo en una convocatoria conjunta con los sindicatos de trabajadores del país.

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