Venezuela: la resaca después de dos días de saqueos generalizados en Cumaná

En Cumaná es un día laboral pero parece domingo. La ciudad del oriente de Venezuela atraviesa una resaca tras los saqueos de un centenar de locales comerciales y galpones, que dejaron un muerto y más de 20 heridos entre el martes y miércoles de esta semana.

En Venezuela, país caribeño que registró en 2015 la inflación más alta del mundo (180,9%) y que según el cálculo de firmas privadas padece una escasez del 80% de los productos, se han intensificado este año las protestas por falta de alimentos y medicinas.

“No sé dónde vamos a conseguir algo para comer. Si antes sufríamos, haciendo colas (filas) larguísimas y estirando el sueldo para comprar cualquier cosa, ahora será peor. Esto es un desastre”, comenta desesperanzado José Chirinos, vecino de uno de los establecimientos saqueados de la localidad costera.

González presenció cómo un supermercado ubicado en una avenida principal fue desvalijado por personas que luego corrían en todas las direcciones llevando alimentos, bebidas y hasta máquinas y piezas del mobiliario. Ahora, donde antes estaban ubicados los anaqueles y estantes, sólo quedaron escombros. Parece la consecuencia de un huracán.

Según la Cámara de Comercio de Cumaná, al menos 100 establecimientos y galpones fueron afectados por los saqueos. Aún no se han calculado las pérdidas materiales, que incluyen mercancía y destrozos de la infraestructura.

400 detenidos 
La mayoría de los negocios de la capital de Sucre, estado más pobre de Venezuela según las cifras más actuales (de 2013) del Instituto Nacional de Estadística, permanecen cerrados desde el pasado martes.

El gobernador de Sucre, Luis Acuña, informó el miércoles a una televisora que en los disturbios del martes había fallecido un hombre llamado Carlos Colón, de 42 años, tras recibir un disparo en el pecho durante el saqueo de una panadería.

Agregó que, por los actos de vandalismo, al menos 400 personas fueron detenidas y trasladadas a una prisión ubicada en Guárico, en el centro del país.

El dirigente oficialista sostuvo que los hechos eran parte de “un plan bien diseñado (por la oposición venezolana) para generar zozobra”.

Esta semana se han registrado saqueos y protestas en varias regiones, incluida Zulia, en el extremo oeste del país, donde al menos 121 personas fueron detenidas en abril por sucesos similares que afectaron a unos 50 establecimientos de ropa, alimentos y electrodomésticos.

También en Sucre, en una zona rural a unos 80 kilómetros de Cumaná, falleció Luis Fuentes, de 21 años, el pasado sábado en un enfrentamiento entre la Guardia Nacional y gente que protestaba por la falta de comida. Tras investigar la muerte del joven, el Ministerio Público ordenó la detención del sargento Carlos Moreno.

El vicepresidente de Venezuela, Aristóbulo Istúriz, visitó Cumaná para evaluar los daños y convocó a una marcha este viernes “para consolidar la paz que ya está instaurada en la entidad y evitar nuevos focos de violencia provocados”.

La crisis económica en el país petrolero se agravó con la caída de los precios del petróleo, que representan la fuente del 96% de sus ingresos. El gobierno ha recortado las importaciones para tratar de “racionar” el uso de divisas y fomentar la producción nacional.

Actualmente la oposición venezolana atraviesa un complejo y engorroso proceso para activar el revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, heredero político de Hugo Chávez.

“Cumanazo”

En Cumaná, largas filas se forman frente a los cajeros automáticos y en la entrada de los pocos abastos que abrieron sus puertas custodiados por la Guardia Nacional. Compran algunos bienes, pero la carne, la leche y otros productos de primera necesidad siguen sin aparecer en los anaqueles.

La etiqueta #Cumanazo apareció en las redes sociales en alusión al recordado “Caracazo” del 27 y 28 de febrero de 1989, cuando en la capital y sus adyacencias se produjo un estallido social en respuesta a los ajustes económicos del recién juramentado presidente Carlos Andrés Pérez (1989-1993), que desembocó en disturbios, saqueos y una masacre.

Aunque el alcalde David Velásquez suspendió por 72 horas la circulación de motos de uso particular en Cumaná, son muchas las motocicletas que recorren sus calles, manejadas por pilotos sin casco y cometiendo infracciones de tránsito.

La militarización de la ciudad es notoria en las principales vías. Sin embargo, comerciantes se quejan en algunos barrios retirados por la ausencia de protección y vigilancia.

Alejandro Estaba, propietario de una distribuidora de materiales de construcción, cuenta que sus trabajadores y él se han mantenido en vigilia dos noches seguidas.

“Hemos dormido muy poco —cuenta Estaba— Por acá cada quien está defendiendo su negocio, su territorio… porque está latente el peligro. Es una situación tensa. Ya la gente de estos barrios (favelas que rodean el área) siente que puede hacer lo que quiera. No hay presencia de autoridades. Estamos indefensos. Yo tengo una pistola, pero ¡cómo hace uno para enfrentarse a una turba violenta!”.

“¡No entiendo por qué!”
Al norte de la ciudad, a un par de cuadras de la costa caribeña, un comerciante cantonés recorría indignado su abasto saqueado. Llorando, contaba que los agresores no se conformaron con el local, llevándose la mercancía, las neveras, las máquinas y destruyendo todo el mobiliario, sino que subieron a su hogar y también lo desmantelaron.

El comerciante de 65 años de edad, que se hace llamar Julio y llegó de China en 1980, muestra un párpado morado y cicatrices en sus brazos.

“Que quieran sacar la mercancía, lo que hay en el abasto, que tengan hambre y busquen comida, ¡ok! —dice el hombre indignado— pero por qué golpearme, por qué llevarse todo lo que tengo, por qué romper todo. ¡No entiendo por qué!”. 
El Nacional.

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