En el documental de Netflix BlackPink: Light Up The Sky, las integrantes del K-pop coreano exponen cómo fue su adolescencia estando internadas en una academia para obtener el éxito y reconocimiento que tienen en el mundo musical.
A pesar que Corea del Sur vende la industria del K-pop como perfecta y positiva, la formación de grandes estrellas esconde condiciones inhumanas, a las que sobreviven los alumnos que poseen talento dentro de las instituciones que forman a este tipo de artistas.
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“Los alumnos nos despertábamos a las 5.00 para practicar antes de las clases escolares, que empezaban a las 8.00, y al terminar algunos se quedaban ensayando hasta las 23.00 para impresionar a los profesores. Los alumnos del grupo B, el menos talentoso, se quedaban dormidos en las esterillas del gimnasio porque eran iguales que las de sus dormitorios. Yo era del grupo A, así que tenía literas”, contó a BBC Euodias, aspirante que dejó su carrera artística.
Esta joven aseguró que los profesores no llamaban a los estudiantes por su nombre, sino por el número que se les ha asignado.
En estos internados, llamados academias los padres deben solicitar con tiempo un permiso para visitar a sus hijos, que se preparan para ser futuras estrellas del pop coreano.
Además, las chicas son sometidas a un régimen alimenticio y cirugías plásticas, para cumplir con la figura que los formadores sugieren.
Sin embargo, las integrantes del grupo musical comentan en el audiovisual trasmitido por la plataforma streaming que se convirtieron que algo que “creían imposible”.