Ante el avance de la fuerza de la covid-19 en Europa con cepas más resistentes, crece la posibilidad de enviar a desecho las mascarillas artesanales y exigir el uso de las profesionales.
Así se ha anunciado desde Alemania y Francia que pedirán el uso de mascarillas quirúrgicas o las FFP2, para acceder al transporte público, a los comercios o a cualquiera de los servicios administrativos abiertos.
La variante británica del coronavirus circula ya en sesenta países, en diez más que los contabilizados el 12 de enero, según los datos de ayer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ante al aumento de los contagios en países como Francia o Alemania, han recomendado utilizar una protección profesional para evitar la propagación de esta variante más peligrosa.
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Alemania tomó la decisión a última hora del martes, tras una tensa reunión de Ángela Merkel y los presidentes regionales de los Bundesländer en la que quedó fijado que solo las mascarillas profesionales ofrecen un nivel aceptable de protección. También se decidió prolongar al menos hasta el 14 de febrero el cierre vigente desde el 2 de enero, que afecta a gastronomía, ocio, cultura, deporte y comercio, excepto supermercados y farmacias, además de los colegios y guarderías.
En Francia, el Alto Consejo de Salud Pública, organismo que asesora al gobierno en temas sanitarios, recomienda que, debido a la propagación de nuevas variantes del coronavirus, se evite usar mascarillas de tela no homologadas y se utilicen dispositivos que filtren, al menos, un 90% de las partículas en suspensión.
