Para recordar y hacer presentes a las personas sin hogar o a quienes han perdido todo por eventos fortuitos, cada 28 de noviembre se conmemora el Día Mundial de las personas sin hogar, con lo cual se busca sensibilizar y concienciar a la ciudadanía al respecto.
Uno de los mayores estigmas que padecen las personas sin hogar es el sufrimiento por la exclusión social grave y residencial. Este fenómeno social, conocido como sinhogarismo, generalmente se produce por una ruptura de lazos familiares y sociales, o la falta de empleo fijos o ingresos estables.
La esperanza de vida de este grupo vulnerable de personas se encuentra entre los 42-52, 30 años menos que la población general. De acuerdo con información de organismos internacionales, este escenario se ha visto agravado por la pandemia de la covid-19, ya que no cuenta con ningún tipo de protección, asistencia ni acceso a los servicios básicos, debido a que deambulan y duermen en las calles o en lugares públicos.
La aplicación de políticas públicas integrales de protección y restitución de hogares, así como el respeto a los Derechos Humanos fundamentales de acceso a una vivienda adecuada y a la salud son algunas de las garantías que estas personas requieren para salir de esta situación. Muchas ONG insisten en la necesidad de realizar ajustes en la normativa legal para disminuir los desahucios y desalojos sin alojamiento alternativo.
