El supertifón Rai tocó tierra en Filipinas este jueves, obligando a decenas de miles de personas a evacuar sus hogares e ir a refugios temporales ante el riesgo por las torrenciales lluvias y los vientos destructivos, que lo convierten en uno de los más potentes registrados este año en el país.
El supertifón, bautizado como “Odette” en Filipinas, había alcanzado vientos sostenidos de 260 kilómetros por hora con ráfagas de más de 300 kilómetros por hora tras tocar tierra en la isla de Siargao, costa central de Filipinas, lo que equivale a un huracán categoría 5 en el Atlántico.
De acuerdo con el Consejo Nacional para la Reducción y Gestión del Riesgo de Desastres (Ndrrmc), al menos 198.000 personas han sido reubicadas en refugios gubernamentales para brindarles la mayor atención posible ante este caos.
También se espera que la tormenta golpee varias provincias de la región de Visayas, un grupo central de islas en el que habitan más de 20 millones de personas, según cifras oficiales de 2020.
“Esta tormenta monstruosa es aterradora y amenaza con golpear a comunidades costeras como un tren de carga”, expresó Alberto Bocanegra, responsable de la Federación Internacional de Cruz Roja y Luna Roja en Filipinas.