La estadounidense Serena Williams y la alemana Angelique Kerber reeditarán la final de Wimbledon de hace dos años, luego de que se impusieran en las semifinales a la también germana Julia Görges y a la letona Jelena Ostapenko, respectivamente.
Williams cumplió con el guión y batió a Görges por 6-2 y 6-4 en 70 minutos, durante lo que fue la primera semifinal de un Grand Slam para la novata tenista, que solo pudo conectar tres saques directos y lo perdió en cuatro ocasiones, tras llegar a la cita como la mejor en esa faceta, con 46 saques directos en cinco juegos disputados.
De esta manera la norteamericana selló su regreso a la final de Wimbledon, torneo que ya ha ganado en siete oportunidades, y que se perdió el año pasado debido a su embarazo.
Si Serena gana su octavo título en el All England Club, superará entonces en el palmarés a la alemana Steffi Graf, que en su momento también levantó siete veces el ‘Venus Rosewater Dish’, como se le conoce al trofeo que premia a las ganadoras en Wimbledon.
Además, igualaría a la australiana Margaret Court con 24 títulos de Grand Slam en su carrera, y escalaría desde el puesto 181 de la WTA hasta el 19.
Para ello debe batir primero a Kerber, que más temprano venció a Ostapenko con parciales de 6-3 y 6-3 en una hora y ocho minutos, para clasificar a su segunda final, citándose así con su verdugo, que en 2016 la derrotó por 7-5 y 6-3.
Sin embargo la alemana de 30 años ya sabe lo que es ganarle a Serena Williams, pues lo hizo en la final del Abierto de Australia, uno de los dos Grand Slam que ha logrado hasta ahora -el otro fue el US Open- en su carrera, en la que acumula un total de 12 títulos.
En caso de resultar vencedora, Kerber pasaría del séptimo al cuarto puesto de la clasificación WTA.
