La tragedia del Valle de Mocotíes, estado Mérida (Venezuela), ocurrida el pasado mes de agosto no solo tuvo pérdidas materiales, también dejó un gran dolor en todas las familias afectadas. Señalan que nunca van a olvidar la fecha del 23 de agosto.
Las autoridades contabilizan más de 20 fallecidos y 10 desaparecidos hasta ahora, debido a que no se han logrado culminar las labores de limpieza y recolección de escombros.
“Estaba en mi casa cuando empezó a llover fuertemente, salí al patio de mi casa a elevar una oración al Señor para que trancara el agua porque ya no había luz, no había nada, estaba muy oscuro porque eso fue de 8:30 p.m. a 9.00 p.m.”, contó Teodulfo Martínez, afectado de Tovar.
El deslave arrasó con todo lo que estaba a su paso, dejó más de 700 viviendas destruidas, vías de acceso y las centrales que suministran los servicios públicos a la comunidad.
“Mi mamá sufre del azúcar, mi hermano también. Lo único que pedimos es ayuda, que nos ayuden, nosotros perdimos todo, la casa, los niños no tienen ropa”, dijo Daniela Zambrano.
José Ramón Villasmil Hernández hoy llora la partida de tres de sus familiares, su hermana, su sobrina de 18 años y su cuñado, quienes se encontraban junto a otras cinco personas en una casa que quedó parcialmente destruida. La madre de Villasmil estaba entre ellos y aunque logró sobrevivir, quedó muy lesionada.
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No solo se perdieron hogares, también varios comerciantes y empresarios se vieron afectados. Es el caso de Erickson Arocha quien asegura haber perdido más de $60.000 en mercancía.
A pesar de lo sucedido los sobrevivientes expresan su agradecimiento a Dios por haberlos dejado con vida. “A mí me afectó de manera directa porque el lodo me envolvió, pero sería Dios quien me salvó porque me salí de la boca del lobo y tuve que correr hacia la montaña. Bendito sea Dios que lo único que me afectó fue la mano, gracias a Él estoy vivo”, indicó Martínez.
