Una de las mayores preocupaciones de los venezolanos actualmente es el deterioro del sistema académico, principalmente por la deserción de docentes y estudiantes, así como el daño infraestructural de los centros escolares y universitarios.
Sobre esto último no es ajeno un plantel ubicado en el oeste de la ciudad de Maracaibo, capital del estado Zulia. Padres, representantes, docentes y trabajadores del colegio Ángel Álvarez Rivas invierten todos los recursos que tienen a mano para evitar que el colegio no cese sus actividades, en especial por el deterioro de su edificación.
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La zozobra es el custodio de las puertas del colegio. Cada padre que deja a su niño en el lugar lo hace con el corazón pendiendo de un hilo. Así lo indica Alba Ventura, una de las madres zulianas cuyo representado ve clases en el Álvarez Rivas.
“Trabajamos o hacemos nuestras actividades con zozobra y pendientes que no ocurra una desgracia. Siempre los encomendamos a Dios”, declara la mujer.
Otra representante pide al personal, a los trabajadores e incluso a los niños que permanezcan vigilantes a cualquier daño repentino que tenga lugar en el transcurso de la jornada escolar.
Las madres incluso conformaron un comité para vigilar a los pequeños y evitar que permanezcan en aquellas zonas del plantel que registra mayor riesgo de desplome.
Mientras tanto, el llamado que todas las personas hacen vida en el colegio Ángel Álvarez Rivas elevan el llamado a las autoridades locales y regionales para que inviertan recursos y tiempo para la reparación del plantel.
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