Pinin Brambilla Barcilon dedicó 20 años a la restauración de “La última cena”, una de las obras más icónicas de Leonardo Da Vinci, cuyó estado antes de su recuperación “no se podía creer”, a juicio de la maestra italiana y según lo declarado durante una entrevista cuando vio el mural por primera vez.
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“No podías ver la pintura original, estaba completamente cubierta por yeso y más pintura. Tenía cinco o seis capas encima. Me tuve que preguntar a mí misma si era un Leonardo o no, porque estaba completamente irreconocible”, dijo Brambilla a la BBC en 2016.
Su trabajo para restaurar la icónica pintura de Da Vinci comenzó en 1977. Otros artistas habían intentado la tarea que Brambilla tomó a finales de la década de los 70.
“Seis restauradores trabajaron en la pintura. Y cada uno de ellos cambió la fisionomía, las características y las expresiones de los apóstoles (…) o que buscamos con nuestra restauración fue recuperar el carácter de cada individuo. Y eso fue muy emocionante”, dijo la maestra italiana al periodista Mike Lanchin hace unos siete años aproximadamente.
Brambilla destacó que gran problema para que el mural perdurara se debía a la técnica empleada por su autor, particularmente por su perfeccionismo. Según la restauradora, Da Vinci habría desestimado la tradicional técnica de la pintura al fresco, y en su lugar recurrió a una experimental.
“Lo primero en lo que me fijé es en lo que pasó en los años desde que Leonardo la pintó. En qué restauradores hicieron qué cosas, en cómo trabajaron y en qué materiales usaron”, precisó Brambilla con relación a cómo realizaría la recuperación del mural.
La artista y su equipo sellaron la sala donde se sitúa la obra para evitar que entrara más polvo y suciedad. Posteriormente realizaron pequeños agujeros para insertar cámaras dminutas y determinar la cantidad de capas de pintura sobre la pieza original.
“Trabajamos con pequeños fragmentos a la vez, con mucha dificultad, porque la pintura que estaba debajo (la de Leonardo) era muy frágil, mientras que la que estaba por encima era muy robusta”, indicó. Dicho trabajo también requirió lupas e instrumentos quirúrgicos para retirar las capas y develar el original. Un trabajo que le tomó 20 años y le trajo problemas en muchos aspectos de su vida.
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