La Carta Democrática Interamericana y lo que oculta el gobierno de Maduro

Expertos analistas y diplomáticos de carrera están conscientes de que la comunidad internacional procede con lentitud a la hora de aportar soluciones a los conflictos dentro o entre Estados. La razón de ello es que los gobiernos son muy cautelosos al momento de pronunciarse y actuar en asuntos que afectan a otros Estados debido, fundamentalmente, al respeto a los principios jurídicos y políticos de soberanía, no intervención en los asuntos internos y el derecho a la libre determinación de los Estados. El elemento subyacente en estos principios es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad. Por otra parte, juegan los factores de la “Realpolitik”, es decir intereses versus principios, que son factores importantes para los gobiernos, ya sean por los conceptos geopolíticos o estratégicos que los mueven.
 

No obstante, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), han realizado denodados esfuerzos para resolver estos complejos y burocráticos procesos que se activan a la hora de tomar decisiones para Resolver los Conflictos Intra-estados o Inter-estados. Tales organizaciones han desarrollado herramientas e instrumentos entre los cuales destacan la Diplomacia Preventiva, la cual tiene como objetivo reducir la tensión entre las partes y fomentar el diálogo para una solución no violenta e integral de las crisis. Los especialistas en esta materia consideran que las acciones preventivas no son un acto o evento único sino, muy por el contrario, son procesos dinámicos y continuos que se adaptan de acuerdo a las circunstancias que los rodean e infieren.

 

Por otra parte están los instrumentos específicos como la Carta Democrática Interamericana (CDI), que complementa a la Carta de la Organización de los Estados Americanos la cual en su preámbulo reza…”Ciertos de que la democracia representativa es condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región”… mientras que la CDI proclama como objetivo principal el “fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática al establecer que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro” acarrearía su posible suspensión en el seno de la OEA.

 

En tal sentido, la polémica suscitada si se activó o no la CDI es claramente absurda y denota dos cosas; la primera el interés del gobierno de Maduro de desinformar al pueblo venezolano mintiendo de manera descarada, y la segunda el desconocimiento claro de los “opinadores de oficio” de la materia o tal vez por palangrismo.

 

Para aclarar al público interesado en la materia se explica. El artículo 18 de la CDI, expresa las atribuciones que tiene el Secretario General para elevar un informe al Consejo Permanente (llamado a la presentación y consulta), y que éste realizará una apreciación colectiva de la situación (estudio y evaluación). En caso necesario, podrá adoptar decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento (Recomendaciones de acciones). Esto fue taxativamente lo que ocurrió. Por una parte, Almagro inicio o activo el desarrollo del proceso porque invoca el mandato y ejerce facultades expresadas en este artículo y subrayadas en el artículo 20 de la misma Carta Democrática Interamericana.

 

Retomando el análisis de acción preventiva, el proceso tiene 3 etapas básicas 1) Un Análisis de la Situación, 2) Identificación de los actores directos y subyacentes, 3) Desarrollar un Plan de Acción sobre el medio pacifico de controversia a utilizar dentro de las prácticas diplomáticas; Buenos Oficios, Negociación, Mediación, Arbitraje según sea el caso. (Cabe destacar que existen otros métodos y sistemas según los académicos).

 

La gestión de Almagro está circunscrita estrictamente en el código deontológico de la diplomacia clásica y la preventiva, ajustados a los mandatos expresados en las dos Cartas mencionadas, por lo cual se puede asegurar que el proceso contemplado en la CDI está activo de donde se derivaría, con muchas probabilidades, la realización de otra reunión formal del Consejo Permanente prontamente.

 

Con respecto al dialogo. Está claro que el camino predilecto de la diplomacia es el dialogo como principal instrumento para llegar a acuerdos que conduzcan a la solución de conflictos. Sin embargo, es importante acotar que un dialogo no necesariamente implica una negociación y una negociación tampoco implica necesariamente un acuerdo. Desde esa perspectiva, la iniciativa de la creación de un grupo de amigos donde ambas partes estén conformes con su integración es un gran avance, y en el caso de Venezuela, gracias a las acciones de Almagro y de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional, podría avanzarse hacia un dialogo, siempre y cuando no se impongan criterios y se plantee en igualdad de condiciones.

Con Información de Nota de Prensa.

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