Luego de la muerte de la reina de Gran Bretaña, Isabel II, su cuerpo fue trasladado a Inglaterra tal y como lo dicta el protocolo. Este martes, el féretro salió por última vez del Palacio de Buckingham y los actos de despedida culminarán el próximo lunes.
Todo este proceso ha estado marcado por la planificación a detalle, fuertes protocolos y respeto de las tradiciones. El féretro de la reina no escapa de toda esta realidad. Fue el diario británico The Times el que reveló varios detalles en torno las características del ataúd, el cual reposará en una cripta familiar, ubicada en el castillo de Windsor.
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El féretro además de ser altamente lujoso, es prácticamente inviolable debido a que fue fabricando hace más de 30 años en en roble inglés y forrado en plomo. Al parecer, este ataúd fue escogido por la misma reina décadas atrás al igual que el utilizado en el funeral del príncipe consorte, Felipe de Edimburgo, el cual también fue de diseñó exclusivo.
El roble inglés suele ser un material de alto costo y muy difícil de encontrar, su revestimiento en plomo lo convierte en un cajón sumamente pesado. Además, según el tabloide inglés, tendría un refuerzo especial en la tapa para que pueda soportar las insignias reales que se colocan encima durante el cortejo fúnebre y el velatorio.
Estas “insignias reales” no son más que emblemas de la monarquía, como por ejemplo el cetro y el orbe, un globo terráqueo, coronado por una cruz con un simbolismo especial que representa “el mundo cristiano”.
El sarcófago también es cubierto por un estandarte el cual ondeó en Buckingham durante su reinado, y que se izaba en Sandringham o Windsor cuando la monarca estaba allí.
Cabe recordar que al no morir en Inglaterra, sino en Escocia, se tuvo que activar un protocolo distinto llamado ‘Operación Unicornio’. Fue el pasado martes cuando el féretro llegó a Londres y se colocó sobre un soporte cubierto por una tela púrpura.
