El presidente de Brasil, Lula da Silva decidió retirar de los planes de privatización a ocho empresas estatales del país, entre ellas las más conocidas como Petrobras, Correos, la Empresa Brasileña de Administración de Petróleo y Gas Natural, y la Empresa Brasil de Comunicación (EBC).
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Lula se justificó con la intensión de “asegurar un análisis riguroso de los impactos de la privatización sobre el servicio público o sobre el mercado”. La privatización de empresas estatales fue una de las estrategias de la gestión económica del Gobierno de Jair Bolsonaro.
Las otras empresas no tan reconocidas que salieron del proceso de privatización son la Empresa de Tecnología e Informaciones de Pensiones (Dataprev), Nuclebrás Equipamientos Pesados, el Servicio Federal de Procesamiento de Datos y los almacenes e inmuebles de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab).
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