El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, aseguró este miércoles que el asesinato de un bebé venezolano por parte de la Guardia Costera fue un “accidente”.
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Afirmó a través de su cuenta de Facebook que los miembros de la Guardia Costera estaban cumpliendo “órdenes razonables y profesionales bajo protocolos y leyes internacionales”.
Las autoridades costeras de la nación caribeña han reiterado que abrieron fuego contra la embarcación en un intento de detener a los migrantes y en “defensa propia”.
Este hecho ha despertado numerosas críticas tanto de organizaciones humanitarias como del exilio venezolano, pero también dentro de Trinidad y Tobago, donde la líder de la oposición Kamla Persad-Bissessar reprendió a la Guardia Costera y calificó lo sucedido de asesinato.
“¡Kamla Persad-Bissessar acusó públicamente a los oficiales de la Guardia Costera de ASESINATO! Según ella, se debería haber permitido que la nave evadiera la patrulla fronteriza. Deberían haber sabido que había un bebé a bordo”, escribió el primer ministro en su mensaje.
Rowley acusó a la líder de la oposición de “oportunista y desvergonzada” y de estar “desprovista de cualquier chispa de patriotismo”.
Aunque volvió a lamentar “la terrible” muerte del bebé venezolano, el primer ministro insistió en que la nave de los migrantes “fácilmente podría haber transportado cualquier cargamento de armas, municiones o asesinos”.
Ayer, decenas de venezolanos se concentraron frente a la Embajada de Trinidad y Tobago en Caracas para exigir justicia por la muerte del niño que migraba junto a su madre al país isleño, calificando lo sucedido como “asesinato”.
Juan Guaido señaló sobre el suceso que los disparos realizados por la Guardia Costera de Trinidad y Tobago no tienen justificación.
La Policía y la Guardia Costera de Trinidad y Tobago han puesto en marcha dos investigaciones paralelas para aclarar las circunstancias de la muerte. EFE