La actriz Jennette McCurdy, conocida por su papel de Sam Puckket en iCarly, reveló que desde el inicio de su adolescencia padeció trastornos alimenticios motivados por su madre, Debbie McCurdy.
Jennette habló para la revista People sobre su lucha contra la anorexia y la bulimia desde que tenía 11 años, problemas que comenzaron por su progenitora, quien la enseñó a contar las calorías que consumía.
“Mi mamá decía que me podía enseñar a contar calorías y que seríamos un equipo, pero que tenía que guardar el secreto. Pensé que ésta era una oportunidad para que mi mamá y yo nos acercáramos”, dijo a People.
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La también cantante confesó que a veces comía menos de mil calorías al día, pues quería que su madre se sintiera orgullosa, también comentó que, cuando fue elegida para el personaje de la serie de Nickelodeon, ya era anoréxica, ocultando su padecimiento en todo momento, además de evitar la comida a toda costa.
“Irónicamente, el sello de mi personaje es que ama la comida. Tenía escenas en las que se suponía que tenía que comer y tenían una cubeta para escupir. Pero me daba terror que todavía me quedara con calorías en mi cuerpo (…). No me di cuenta de lo intensa que era pero estoy segura que todos atribuían la pérdida de peso a las fluctuaciones normales del cuerpo”, agregó.
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Luego del fallecimiento de su madre a causa del cáncer, la artista desarrolló el trastorno de bulimia.
“Cambié por atracones de comida. Comía todo lo que había a mi vista.
La bulimia se apoderó de mi vida muy rápido. Vomitaba 10 veces al día y no podía parar. Pero el ciclo de la bulimia me mantenía nublada. Era un trabajo de tiempo completo, entonces no había espacio delidiar con mis problemas o llorar por mi madre”, se sinceró.
Sin embargo, después de años de esta batalla, Jennette tuvo dos momentos claves que la hicieron reflexionar y tratar de buscar ayuda. El primero fue cuando se desmayó en el baño de Miranda Cosgrove, la protagonista de la serie, y quien se convirtió en una de sus grandes amigas.
“Me desmayé en el baño de mi amiga. Había vomitado y me desmayé en el piso de mármol frío. Eso me aterroriza porque pude haber muerto, ahogarme en mi propio vomito”, contó.
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La segunda situación fue cuando perdió un diente en el baño de un avión, consecuencia de acabar con el esmalte de éste por los ácidos estomacales.
Después de dos años de Terapia Dialéctica Conductual, la actriz superó los trastornos y perdonó a su madre.
“La comida era mi mecanismo de defensa. No he tenido atracones de comida o me he purgado o restringido en años. Y me siento profundamente y fuertemente de decir que finalmente me he recuperado (…) Fui un desastre durante mucho tiempo. Pero ya no pienso en la comida de una forma obsesiva. Y una vez pensé que eso era imposible”, finalizó.
