Migración venezolana, un sacrificio jamás imaginado

Durante los últimos años, el éxodo venezolano ha sido de los más dramáticos a nivel mundial. Según cifras de Migración Colombia, más de tres millones de venezolanos cruzaron sus fronteras para instalarse ahí o utilizarlo de puente para llegar a otras naciones. A esa cifra no es posible sumarle quienes ingresaron de manera ilegal.

 

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Pero salir de Venezuela no es una decisión fácil. Más allá de la necesidad de buscar mejor calidad de vida por estar en un país que cerró el año 2020 con una inflación acumulada de 3.713%, según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que mide el Observatorio Venezolano de Finanzas. Los migrantes deben enfrentarse a otra serie de situaciones que empeora las circunstancias en que se van del país.

Actualmente quienes piensan salir de Venezuela no pueden hacerlo por los aeropuertos debido a los altos costos y a las limitaciones por la pandemia de la covid-19, además que al ir a Sudamérica, hacerlo por Colombia es más fácil, por ello deben llegar al estado Táchira y cruzar la frontera.

La principal forma de llegada al Táchira es caminando. En su mayoría, quienes emigran, no tienen dinero para pagar el pasaje en transporte público y de hecho, quienes logran reunir y cancelarlo, pueden llegar hasta el estado Barinas únicamente, pues en la zona fronteriza está prohibida la entrada o salida de autobuses como medida preventiva ante la covid-19.

Los llamados “caminantes” son venezolanos que recorren hasta 600 kilómetros a pie para salir del país. En la vía padecen distintos problemas pues se enfrentan a largos trayectos sin los zapatos adecuados, sin hidratación, durmiendo en las calles y las extorsiones por parte de funcionarios militares en alcabalas.

Las trabas del camino

 

Migrantes venezolanos en el paso fronterizo con Colombia. Foto: AFP

 

Según un informe publicado por el Centro de Derechos Humanos (CDH) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), los caminantes venezolanos enfrentan a extorsiones de los funcionarios en las alcabalas quienes les quitan el dinero, la ropa, alimentos y otras pertenencias.

“Los caminantes son detenidos sin razón alguna en alcabalas a lo largo de las rutas por Venezuela, solo para retenerles su cédula de identidad, alegando una supuesta verificación. En otros casos, las cédulas fueron destruidas y sus titulares sometidos a maltratos verbales. Los documentos también son usados como forma de extorsión, ya que son retenidos y solo entregados a cambio de dinero, generalmente en divisas”, publicó el CDH en su informe donde detalla la situación de los migrantes.

De igual manera en el estado Táchira, la organización Fundaredes ha denunciado en distintas oportunidades las extorsiones de las que son víctimas los venezolanos que caminan hacia la frontera, de hecho, ante la Defensoría del Pueblo, han formalizado estas quejas.

 “Funcionarios de distintos cuerpos de seguridad en alcabalas en la vía, y grupos armados irregulares que controlan largas extensiones de territorio en Venezuela, han cometido tratos crueles, inhumanos y degradantes, extorsión, intento de agresiones sexuales, robos, entre otras vulneraciones contra los migrantes forzados venezolanos, quienes en su mayoría se desplazan caminando desde y hacia la frontera con Colombia, huyendo de la emergencia humanitaria compleja y buscando sobrevivir fuera del país”, dijo Javier Tarazona, director de Fundaredes en un la entrega de un documento a la Defensoría.

No solo estas organizaciones defensoras de derechos humanos se han pronunciado sobre la situación de los caminantes, pues el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Mario del Valle Moronta, ha sido enfático en los llamados hechos a las autoridades militares.

“En vez de defenderlos como hicieron en su juramento, los militares, la Guardia Nacional y la policía, lo que hacen en vejarlos, extorsionarles, robarles, porque esa es la palabra, lo poquito que puedan traer. En el nombre de Dios, ustedes, hombres de la Guardia Nacional, del Ejército, de la policía, piensen que esos migrantes que lamentablemente están huyendo del país para buscar un mejor porvenir, una mejor vivencia, son hermanos de ustedes, son hermanos nuestros y hay que respetarlos”, dijo Moronta.

Su preocupación fue mayor al saber todas las trabas a las que se enfrentaban los caminantes al entrar al Táchira. “Por eso les pido, en el nombre de Dios, respeten a los pobres, a los indigentes, pero también respeten a toda esa gente nuestra que lamentablemente ha tomado la opción de irse de este país porque hay hambre y hay miseria”, aseveró el representante de la iglesia católica.

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