La guerra de Siria ha causado graves estragos en la población, pero los más afectados de estos enfrentamientos han sido los niños, quienes han tenido que dejar a un lado su juventud para ponerse a trabajar y tratar de mantener a sus familias en la crisis que atraviesa la nación.
Uno de estos jóvenes es Mohamad Majzum, quien con apenas 15 años ha tenido que dejar de estudiar y jugar para trabajar durante 12 horas por día en un depósito de chatarra para alimentar a dos hermanos menores y una hermana, reseñó la AFP.
De acuerdo con la agencia, cada día se despierta a las seis de la mañana para ir al trabajo donde funde metal, en la noche regresa a su casa y comprueba que sus hermanos y su hermana hayan hecho sus tareas escolares y les prepara la comida.
“Soy su padre y su madre (…) Trabajo para que ellos puedan seguir con sus estudios porque no hay que privarlos de la escuela como a mí”, expresó el infante.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), unos 2.5 millones de niños no asisten a la escuela y 1.6 millones corren el riesgo de abandonarla tras una década de guerra en Siria.