Desde hace siete años una familia, de cinco integrantes, vive en una caballeriza en el estado Falcón. Cuatro paredes, 18 metros cuadrados, es el espacio en el que duermen, comen y usan, además como un baño.
“Antes vivía alquilada pero por la situación no pude seguir pagando. Pedí ayuda al Consejo Comunal, me dijeron que iban a hacer los trámites para ayudarme pero para solucionar me metieron en esta pieza”, contó Yolis Colina.
Ella, su esposo y sus tres hijos intentan sobrevivir en este lugar mientras alguna organización del estado toma en cuenta su caso.
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Antes de la pandemia, Colina se desempeñaba como cocinera en una unidad educativa. Aunque sigue devengando un sueldo, la situación ha impedido que pueda continuar con su labor.
El menor de sus hijos fue diagnosticado con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, causa por la que es difícil controlar su comportamiento.
El niño debe cumplir con un tratamiento pero Colina no cuenta con los recursos para cubrirlo.
“No me alcanza para nada, ni un paquete de harina pan. El tratamiento de mi hijo es más caro que lo que gano de sueldo, ya tengo más de 4 meses que no se lo doy porque no se lo puedo comprar”, explicó la mujer.
Colina asegura que ha pedido ayuda en todos los entes posible pero hasta ahora no ha recibido respuesta: “No nos quieren ayudar, nos han visitado pero no nos han sacado de aquí”.
A pesar de que la desesperanza la invade día a día, asegura que hará todo lo posible por lograr que sus hijos tengan un mejor futuro que ella.
