Fue en 2003 cuando varias instituciones públicas y privadas en Uruguay se sintieron alarmadas no solamente por la cantidad de embarazos precoces en las escuelas; también por la necesidad de educar a los jóvenes del mundo sobre los métodos anticonceptivos más eficaces y su importancia. Por ello, desde el 26 de septiembre de ese año se celebra en varios países el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes.
El contagio de enfermedades venéreas y el conocimiento de los estudiantes sobre el desarrollo de su propio cuerpo es otro de los incentivos de esta efeméride mundial, con los cuales trasciende la misión de crear conciencia sobre una vida planificada en el plano sexual y familiar.
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De cara a esta realidad, especialmente presente en Latinoamérica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto a sus países miembros adoptar estas medidas: reducir el número de matrimonios en los que la mujer sea menor a los 18 años de edad, fomentar la compresión y el apoyo en los jóvenes para evitar los embarazos en menores de 20 años, y aumentar el uso de los anticonceptivos.
Disminuir las relaciones sexuales forzadas en adolescentes y penar las prácticas de aborto en adolescentes son otras de las recomendaciones de la OMS, además de incrementar el uso de servicios ginecológicos, prenatales, natales y posnatales para las jóvenes.
