La variante ómicron del coronavirus se ha convertido en la que más mutaciones posee en su genoma, lo que ha generado un ligero cambio en los síntomas que padecen los infectados, hecho que complica su detección en primera instancia.
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Uno de los cambios más llamativos es la pérdida del olfato, ya que en las primeras olas un 70% de los contagiados perdían este sentido, según cifras de España y otros países, lo que daba un primer indicio de la enfermedad. Sin embargo, esta afectación es muy poco frecuente o nula con el ómicron.
De acuerdo con el diario El País, este hecho se comprobó en la ciudad de Oslo, capital de Noruega, cuando el 74% de 110 personas que estaban en un restaurante resultaron contagiadas por una persona que había llegado de Sudáfrica (país de origen del ómicron), y tan solo el 12% de los afectados perdió el olfato. Los síntomas más frecuentes fueron tos, mocos y cansancio.
“Vemos cuadros con estornudos, rinorrea, dolor de garganta más moderado y menos fiebre que con otras variantes (…) Es muy parecido a un catarro normal pero tal vez con un poco más de cansancio y malestar. Ya no vemos la pérdida de olfato y gusto que había sobre todo con la variante alfa”, expresó Carmen Fariñas, jefa de infecciosas del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.