“Un caso más de impunidad en Venezuela”, así califica Leonardo Irausquín la manera en la que las autoridades han manejado la muerte de su madre, Aída Belén Pereira Goitía, en el estado Falcón.
El pasado 12 de junio la enfermera de 67 años salió de su casa para vacunarse contra la covid-19 en el Hospital Universitario de Coro pero nunca regresó. Luego de 48 horas sus hijos y vecinos encontraron el cuerpo sin vida en un matorral cercano a su casa.
“El lunes 14 aproximadamente al mediodía conseguimos su cuerpo sin signos vitales y fue muy impactante haber visto su cuerpo como quedó, no solo por el hecho de estar sin vida, sino las condiciones que evidentemente habían signos de violencia, golpes, rasguños”, contó Irausquín.
Ante el hecho el Secretario de Seguridad del estado Falcón, Miguel Morales, informó que la autopsia realizada arrojó que la mujer falleció por un infarto al miocardio producto de las temperaturas, versión que difiere de los testimonios de quienes la encontraron.
“Lo que más nos sorprendimos fue de que cuando salimos de la sede de homicidios nos enteramos que al mismo tiempo el secretario de seguridad del estado saca la información de que la muerte fue natural”, aseguró el hijo de la víctima.
Vecinos y familiares realizaron protestas en el sector donde viven y a través de las redes sociales para exigir justicia, logrando que la versión del fallecimiento de la sexagenaria se modificara, pues efectivamente murió por un infarto pero sucedió mientras intentaba defenderse de agresión sexual.
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“Fue una lucha agotadora y fuerte para que al final dijeron que mi mamá fue víctima de la delincuencia. Los dos sujetos involucrados en el hecho tenían antecedentes de violación”, expresó el hombre.
Según Irausquín, el caso está a cargo de la Fiscalía especial para mujeres pero asegura que el ente “no quiere procesar” el caso de su mamá. “¿Qué es lo que están haciendo con esto? Beneficiar al delincuente y desproteger a la víctima”.
