Cuatro ancianos discapacitados y un joven sordomudo con esquizofrenia habitan en una humilde vivienda en el sector La Salina de Maracaibo, estado Zulia.
El señor Michael Wujcik con 80 años asegura estar bien, feliz y contento, pero la verdad es que cada día él y su familia se enfrentan a la dura realidad de tener que decidir entre alimentarse o comprar medicinas.
A Wujcik le falta una pierna y se moviliza gracias a una muleta en mal estado, asegura que muchos políticos le han ofrecido una silla de ruedas pero hasta la fecha ninguno ha cumplido.
“Hay muchas mentiras aquí en Venezuela. Te ofrecen una cosa y a la hora de la verdad ni te miran. Me falta un pie, uno no puede hacer como antes que en cualquier cosa trabajaba. Afortunadamente tengo una muleta, no hay para más nada porque con la pensión no nos alcanza para nada”, contó el anciano.
Edgardo Montoya es otro de los habitantes de la casa, hace 12 años perdió la visión por un accidente laboral. Él es uno de los que lleva aportes económicos a la familia.
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“Vivo de la venta de hielito, la tengo muy difícil porque cuando ya se me están congelando, se me va la luz. Vendo cafecito, pero están tan caros que las ventas las tengo muy bajas, vendo cigarros y así, más o menos me mantengo”, explicó Montoya.
La situación de estos ancianos empeora a diario, no solo deben sobrevivir a la crisis económica, también a las constantes fallas de los servicios básicos. “¿Qué pueden hacer por nosotros? ¡Sálvenos por favor!”, indicó el señor Edgardo.
