A pesar que el estado Apure, región llanera venezolana, sigue descendiendo de lugar con respecto al número de contagios por la covid-19 en comparación a otros estados del país, esto no significa que su incidencia no sea alta y letal, según advierten expertos de salud.
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Los especialistas observan que hay una “actitud desprevenida generalizada” en la mayoría de los habitantes de los siete municipios del tercer estado más grande del país y, paradójicamente, uno de los menos poblados, razón por la que sus registros de los contagios, aunque proporcionalmente son muy elevados, siguen siendo menores que en entidades más pobladas como el Distrito Capital, por ejemplo.
Según indican estos expertos, la cultura de la región es, en gran parte, responsable de este comportamiento “desprevenido” hacia el virus por su tradicional forma de difundir información basada en creencias y costumbres científicamente no respaldadas, lo cual se ha potenciado con la popularización de las redes sociales.
Evelín Faneite, médico epidemiólogo de la región, señaló que “hemos notado la gran desinformación que hay en la población en general, hemos observado con preocupación cómo se han obviado todas las medidas de bioseguridad a nivel del hogar, en la calle, en el día a día del ciudadano”.
Asegura la doctora Faneite, que es común escuchar que “el virus no sobrevive al calor de cuarenta grados característico de Apure”, “que las personas que consumen con regularidad tal o cual té o infusión están a salvo”, “que le da sólo a personas mayores y con salud debilitada”, que “es un invento gubernamental para tener a la población encerrada y controlada” o simplemente, “si me va dar, me va dar y si me muero, me muero”.
“Esta es una enfermedad con la que conviviremos durante muchísimo tiempo y es importante salvaguardar nuestras vidas y las de quienes nos rodean”, apuntó Faneite, de allí la necesidad de cultivar el manejo correcto y la información certificada acerca de la prevención de la enfermedad.
La especialista recordó que “esas medidas que suelen ser tan incómodas como el uso del tapaboca, el lavado de las manos y la distancia social”, son hasta ahora, el único salvoconducto para convivir con el virus sin contagiarse.
En ese sentido, es importante vitar las concentraciones sobretodo en lugares cerrados sin ventilación y con más de veinte personas ya que, “aun cuando se tenga tapaboca y haya alguien contagiado, hay una alta probabilidad de que más de la mitad de las personas que están en el lugar, se contagien”.
Respecto de los espacios abiertos, la doctora agregó que al hablar en voz alta o toser, el virus permanece en el aire no se sabe por cuánto tiempo y “casi el ochenta por ciento de los casos son asintomáticos, son portadores, personas sanas aparentemente, que transmiten la enfermedad”.
Por otro lado, “el sistema de salud no ha informado como se debe” y “creo que muchos todavía no saben a qué se enfrentan si padecen la enfermedad, no a todas las personas les da igual, no todos fallecen, eso es cierto, pero estamos ya viendo muertes en personas jóvenes de menos de 30 años, entonces no hay que descuidarse”, recomendó.
Faneite opinó que si bien los síntomas pueden variar desde casi imperceptibles a moderados, también pueden ser severos “y pueden conllevar al paciente a una unidad de cuidados intensivos en cualquiera de nuestros hospitales y lamentablemente, la situación de salud es muy precaria en nuestro país y debemos preocuparnos por ello”.
“Quiero hacer un llamado a la población para que use de manera correcta el tapaboca, no se usa debajo de la nariz ni como una bufanda en el cuello, guarde la distancia de un metro a metro y medio de la persona que está delante en cualquier cola que hagamos en cualquier negocio y en la medida de lo posible, aplicar gel bactericida o lavado de manos con agua y jabón lo más frecuente que podamos”, sentenció la especialista.