Alrededor de 20 familias llevan más de 19 años viviendo a la orilla de la quebrada del sector El Silencio del municipio Valera, estado Trujillo. El riesgo al que estas casas improvisadas están expuestas es evidente, pues ante un posible desbordamiento de la torrentera el temor se convierte en el gran protagonista.
Las construcciones de las viviendas están hechas a base de láminas de zinc y latas; mientras que a los puentes para cruzar de un extremo al otro se le agrega estructuras de cementos y palos.
La realidad de estas personas es deprimente. De hecho, dos integrantes de la familia Venecia-Mesa comentan que se alimentan de lo poco que puedan comprar o de los beneficios que les llega por parte del gobierno, sin embargo, reconocen que no es suficiente.
Franyi Venecia es una de las habitantes del mencionado lugar. Ella es una madre soltera. No cuenta con un empleo fijo. Señala que el dinero o la comida que obtiene es a través de la limpieza que les realiza a algunas casas de sus amistades.
“Ellos son los que me ayudan con los alimentos”, aclara. Continúa explicando que en varias oportunidades tiene que sustituir la compra de algunos alimentos porque los ingresos no le alcanzan.
“De que comemos pollo o carne…no como nada de esas cosas”, manifiesta con un tono de resignación y dolor.
Aunque Franyi Venecia es una mujer joven padece de varices. Acota que necesita una operación, pero ante la situación precaria en la que vive junto a sus hijos, la misma se ha pospuesto. Además, recalca que no tiene los recursos económicos para realizarla.
“Si no tengo para los alimentos mucho menos para cubrir una operación. Cuando camino mucho el dolor es fuerte”, apunta.
Conoce la historia de esta y otras ciudadanas del estado Trujillo. ¡Haz clic en el siguiente video!