Eugenia Hernández vive junto a su madre, tres hermanas y tres niños (uno de siete meses, otro de un año, uno de tres y están a la espera de un cuarto bebe) en una casa cuya estructura se puede desplomar en cualquier momento por no estar construida con los materiales adecuados.
“Nosotros primero teníamos un ranchito, después dijeron que nos iban a hacer la casa, tumbamos el ranchito y fue cuando los vecinos nos pegaron la estructura y después nosotros nos hicimos eso que ven porque no teníamos cemento, ni nada”, explicó Hernández.
Entre ladrillos apilados y láminas de zinc la familia sobrevive, pero cuando llega la noche y la lluvia al mismo tiempo se enfrenta a una verdadera pesadilla pues la más mínima brisa puede tumbar su casa.
“Las láminas de zinc están soldadas en algunas partes porque un vecino lo hizo pero las de arriba si están amarradas con alambre. Los vecinos nos dieron cemento para echar el piso de abajo y nos soldaron la estructura. Después y que nos iban a traer el cemento para pegar los bloques pero nos cansamos de esperar, no teníamos donde vivir y tuvimos que poner los bloques así”, aseguró la joven.
La casa cuenta con una sola habitación en la que tienen la cama y unas pocas pertenencias, el baño y la cocina están improvisados fuera de la estructura. No tienen tuberías de agua ni conexiones de luz, dependen de la buena voluntad de un vecino.
Hasta la fecha no han recibido ningún tipo de ayuda gubernamental a pesar de que en el pasado el presidente Hugo Chávez Frías había prometido hacerlo, en ese momento se construyeron algunas casas que ahora están deshabitadas.
