En Lara 500 familias dejaron de recibir agua por tubería hace siete años

En una comunidad del estado Lara alrededor de 500 familias viven consternadas pues no reciben el servicio del agua por tuberías desde hace siete años.

Específicamente en el sector tres y Colinas de Navarro, en la ciudad de Barquisimeto, los vecinos padecen un verdadero castigo al no ser escuchados por las autoridades.

Según Florágel Gímenes, la llave del ducto que les suministraba el agua se dañó luego de la manipulación de varias personas.

“Primero íbamos a Hidrolara y decían que era en la transversal que no llegaba el agua. Ahorita le llega a la calle principal demasiada agua y para acá no pasa”, aseguró Gímenes.

Los habitantes de la comunidad tienen que hacer grandes inversiones en la compra de agua potable y algunos les ha tocado elegir entre comprar el líquido o cumplir con sus tratamientos médicos.

“Tengo a mi hija más chiquita con llagas por la contaminación del agua. Tengo que estarla lavando con jabón y bastante agua. Los antibióticos son caros y si compro el agua, no compro el antibiótico, es algo que se me sale de las manos”, contó Rosángela Rodríguez.

Mientras, Inés Peralta tiene que ahorrar para cubrir los gastos de sus medicinas porque tiene tres hijos y debe adquirir suficiente agua para llenar dos tanques semanales.

“Ahorita no pude comprar la pastilla de la tensión, estoy reuniendo para que mi esposo me las compre mañana”, relató Peralta.

En la comunidad que colinda con el río Turbio, hacen “malabares” para poder hacer las actividades básicas y en ocasiones usan el caudal como una fuente de ayuda para lograrlo.

La obrera educacional, Martha Lozada, aseguró que “usan el agua del río para echarla en la poceta y a veces le ponen alcohol para bañarse”.

Por su parte, Leidy Pena, opta por bañarse fuera de su casa (cuidando que nadie la vea) y para usar la lavadora debe hacer lo mismo, salir con ella. “Y luego de que me baño botó el agua hacia afuera porque se acumula y estamos full de zancudos”.

La frustración se apodera, en ocasiones, de estas familias que han tenido que acostumbrarse a seguir con sus rutinas diarias sin uno de los servicios públicos más esenciales en la sociedad.

“¿Cómo es posible que tengamos que abrir la tubería de la cocina para echar agua en la poceta? Yo soy profesora, mi sueldo no me alcanza, lo único que gano son tres millones de bolívares quincenal”, agregó Gregoria Alvarado, profesora.

“Esta mañana tuve que pedir un tobo de agua regalado para poder bajar el baño. Yo vivo aquí con mi nieto que tiene 10 añitos y no sé cómo hacer”, dijo Ingrid Luna.

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