Italia, España, Venezuela y México podrían considerarse los países con más católicos en Europa y América, por lo que la celebración de Semana Santa tuvo que tomar un giro inesperado debido a la pandemia de Covid-19.
La Semana Santa, o Semana Mayor, es considerada el evento de mayor importancia para la religión católica. Cada año, desde que se estableció la conmemoración de la Pascua en el Primer Concilio de Nicea en el año 325, millones de creyentes en todo el mundo se unen en liturgia para recordar lo que fue la pasión, muerte y resurreción de Cristo durante los meses de marzo o abril.
Pero este 2020 tuvo preparado otros planes para todo el mundo: la aparición del nuevo coronavirus Covid-19 en China, a principios de año, ha generado una pandemia sin precedentes, que ha contagiado a más de 1.600.000 personas a nivel mundial, incluyendo 102.193 muertes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Europa y América son los continentes con mayor número de casos hasta la fecha de realización de este trabajo, con 839.257 y 573.940 casos, respectivamente. Casualmente, estos son los dos continentes con más presencia de católicos según el Vaticano: de los más de 1.300 millones de personas bautizadas en el mundo, el 48% vive en América y el 21,5% en Europa.
Las medidas de cuarentena para evitar la propagación del Covid-19 afectaron irremediablemente la conmemoración católica de mayor relevancia, pero esto no significa que la Iglesia y las autoridades religiosas de los países la hayan dejado a un lado, sino que se adaptaron a la contingencia.
Tomaremos entonces el ejemplo de cuatro países con alta presencia de creyentes católicos en Europa y América: Italia, España, Venezuela y México, y repasaremos la forma en la que se adaptaron para mantener su fe intacta en medio de una circunstancia tan adversa como lo ha sido el Covid-19.
Italia
El país que alberga al Vaticano, donde se encuentra conjugada casi toda historia y tradición de la Iglesia católica, y lugar de residencia del Papa Francisco, es el segundo en lo que afectados por Covid-19 se refiere.
Sólo por detrás de Estados Unidos, Italia suma la cantidad de 102.253 casos positivos y casi 20.000 fallecidos hasta la fecha de realización de este trabajo, según datos del Ministerio de Sanidad, por lo que sólo es lógico que las celebraciones multitudinarias en la Plaza San Pedro y el Coliseo hayan sido canceladas.
La Santa Sede cerró, como medida de precaución, la plaza y la basílica vaticanas; el Jueves Santo no hubo misa crismal ni lavado de pies y el Viernes Santo se hizo un Vía Crucis histórico, que se celebró en la Plaza de San Pedro (y no en el Coliseo), y al que no acudieron fieles como medida de precaución.
Una Plaza San Pedro callada, vacía e iluminada por unas velas en el suelo, fue testigo del acto simbólico, donde dos grupos de cinco personas, cinco prisioneros de Padua y cinco médicos y enfermeros del Fondo de Asistencia Sanitaria del Vaticano, mantuvieron en todo momento la distancia de un metro de seguridad. Además de ellos, distintos medios de comunicación hicieron presencia para llevar las históricas imágenes a los hogares de los creyentes.
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España
Al igual que Italia, España ha sido uno de los países europeos más golpeados por la pandemia, sumando más de 166.000 casos positivos y 17.072 muertos hasta este Domingo de Resurrección, según datos oficiales.
Los ciudadanos en cuarentena debieron resignarse a no celebrar las las famosas procesiones de las cofradías, una tradición popular que data del siglo XVI en ese país. La basílica de Jesús de Medinaceli, el Cristo más venerado de Madrid los Viernes Santos, se observó vacío por el estado de alarma decretado en ese país.
Todas las procesiones fueron canceladas y las iglesias optaron por el streaming para celebrar las misas. En Sevilla, más de 50 cofradías católicas no salieron en procesión por primera vez desde 1933.
Venezuela
Los 181 casos confirmados de covid-19 hasta este 12 de abril, y la cuarentena decretada desde el 13 de marzo, interrumpieron lo que para para una parte de la población venezolana es sinónimo de siete días de vacaciones. Sin embargo, para otra parte se le hace necesario cumplir con tradiciones inquebrantables, como la visita a los siete templos y la procesión del Nazareno de San Pablo.
Precisamente esta última tradición tuvo un giro inesperado: luego de negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la Arquidiócesis de Caracas, la madrugada del Miércoles Santo se dio el visto bueno para que la imagen del Nazareno de San Pablo saliera a recorrer toda la capital dentro de un papamóvil, vehículo que no se usaba desde la última visita del Papa Juan Pablo II en 1996. Primera vez, en al menos 300 años, que la imagen del Nazareno sale de la Basílica de Santa Teresa para recorrer toda la capital de Venezuela, desde Catia hasta Antímano, donde el papamóvil se quedó sin combustible pero pudo reabastecerse en un estación de servicio.
Con vestiduras moradas e implementos litúrgicos, decenas de caraqueños salieron a recibir la energía que les brinda la imagen del Nazareno, pero tratando de guardar las distancias y con tapabocas. Además, la Conferencia Episcopal Venezolana sugirió seis consejos a los fieles para conmemorar la Semana Santa en el hogar, como escoger “un lugar tranquilo” y apagar las notificaciones de los teléfonos celulares para mantener una postura “digna”.
México
México fue uno de los últimos países de Latinoamérica en tomar medidas estrictas ante la pandemia de coronavirus, decretando una cuarentena no obligatoria desde el 23 de marzo hasta el próximo 30 de abril. Esto trajo como consecuencia los más de 4.600 casos positivos y 296 muertes registradas hasta este 12 de abril, según el Ministerio de Salud.
Mientras miles de católicos celebraron la Semana Santa desde sus casas, unos 300 indígenas tzotziles desafiaron este Viernes Santo las medidas con una procesión callejera en San Cristóbal de Las Casas, estado de Chiapas.
La procesión fue convocada por diversas agrupaciones cristianas bautistas, adventistas y pentecostales. En diversos puntos de Chiapas hubo procesiones de Viernes Santo o fiestas patronales.
A pesar de la contrariedad que ha significado la pandemia para todos los aspectos de las sociedades mundiales, la fe católica parece haberse fortalecido con esta dura prueba que nos ha tocado vivir. Se encontraron alternativas con el uso de la tecnología y las personas encontraron refugio espiritual dentro se sus hogares. Se demostró que si la procesión va por dentro, es lo único valedero para la fe.