El bullying se ha cobrado una nueva víctima. Un pequeño niño de 12 años llamado Drayke sufrió maltrato físico y verbal durante un año completo por parte de uno de sus compañeros de escuela en Utah, Estados Unidos.
El joven no pudo soportar esa situación y decidió acabar con su vida el pasado 10 de febrero cuando se colgó de la capucha de su chaqueta de invierno.
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Esta historia se viralizó rápidamente en las redes sociales el pasado lunes 14 de febrero, ya que, los padres de Drayke Hardman, decidieron hacer pública su historia con el fin de concienciar al mundo sobre las consecuencias de este fenómeno.
En una publicación que hizo la madre del menor en su cuenta de Instagram, relata emotivamente todo lo que tuvo que pasar Drayke, para tomar la triste decisión de acabar con su vida.
“Este es el resultado de la intimidación, mi chico guapo estaba peleando una batalla que ni yo podía salvarlo. Es real, es silencioso y no hay absolutamente nada que puedas hacer como padre para quitar este profundo dolor. No hay señales, solo palabras hirientes de otros que finalmente robaron a nuestro Drayke de este lugar cruel” escribió.
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La fatídica escena fue encontrada por sus hermanas y aunque ellas junto con sus padres intentaron ayudarlo y salvarlo, tristemente ya no podían hacer nada.
En este sentido, la madre de Drayke hizo un llamado a los padres para que “sostengan a sus bebés con fuerza”, haciendo énfasis en que es una situación que muchos pueden estar viviendo en total silencio.
“Mi corazón está destrozado, no sé cómo arreglarlo, o si alguna vez lo haré, pero pasaré cada minuto enseñando bondad en la memoria de mi amigo favorito. Su propósito aquí era enseñar bondad, mostrar amor y lo hizo absolutamente, tomó a cualquiera como amigo para que tuvieran uno. Una vez que estabas en la tribu de Drayke, estabas allí para siempre”, describió.
El padre del joven también le dio un emotivo adiós a través de su cuenta en Instagram. “Cerré los ojos 51 horas después de comenzar la RCP con la esperanza de salvar la vida de mi hijo. Escuchar los gritos de su hermana de 16 años que presenció algo que nadie debería. Esta es mi pesadilla… cada momento que cierro los ojos. Mientras que mi hijo nunca volverá a abrir los ojos en esta vida”.
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