Cada 27 de agosto se celebra la onomástica de Santa Mónica, patrona de las esposas y venerada por la Iglesia Católica y ortodoxa.
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Nacida en el año 330 d.C en Tagaste, actual Argelia, bajo el seno de una familia cristiana, Santa Mónica fue casada con un romano cuando era muy joven, logrando convertir a su esposo al cristianismo con ayuda de su suegra.
Mónica es recordada por sus virtudes cristianas, especialmente por su dedicación a la vida de oración y por la conversión de su hijo, San Agustín de Hipona, al cual acompañó hasta Roma y Milán para demostrarle los valores de la religión, demostrando entrega y lucha por el bien de la familia.
