El ministro de Exteriores venezolano Yvan Gil denuncia que el avión de la Vinotinto no ha podido despegar de Perú porque se le impide recargar combustible para el vuelo.
«Aplica un secuestro, vengativo a nuestro equipo, que ha realizado un extraordinario juego el día de ayer. Exigimos el cese inmediato de las agresiones en contra de nuestra Selección», dijo a través de la red social X.
Asimismo, el funcionario venezolano llamó al gobierno peruano a asumir sus obligaciones diplomáticas en el «marco del respeto al Derecho Internacional» y los instó a desechar prácticas xenofóbicas que incluyan a la selección de fútbol que el martes empató 1-1 contra su similar de esa nación en Lima.
Este hecho ocurre en un momento de mucha tensión entre ambos países luego que en Perú, desde las autoridades hasta un minoritario sector del periodismo, emitiera o actuara de forma calificada de xenofóbica contra la Vinotinto.
Antes del encuentro por las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial 2026, Migración Perú anunció que sus funcionarios rodearían el recinto donde se jugaría para aplicar un operativo de identidad: constatar que los migrantes venezolanos que acudieran tuvieran papeles en regla. Para ese trabajo fueron dispuestos 1.900 funcionarios.
La polémica seguiría tras el encuentro. Un grupo de jugadores venezolanos se acercó al sector donde se concentraba el grueso de la afición venezolana y fue recibida de forma agresiva por la seguridad del estadio que incluso lastimó al defensor Nahuel Ferraresi que tuvo recubrir con un vendaje dos dedos de su mano derecha.
