Una “moda” se ha impuesto en la vida cotidiana de los trabajadores jóvenes en China, relacionadas a las horas de descanso. Sin embargo, especialistas aseguran que el fenómeno que describe esta modalidad, probablemente se identifica con la condición de muchos trabajadores en otras partes del mundo.
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Desde que una publicación realizada por la periodista, Daphne K Lee, se difundió masivamente, muchos puntos sensibles fueron tocados, tras su análisis sobre aquellas personas que practican “el desvelo en venganza”.
El horario 996
BBC reseñó la historia de Emma Rao, una joven china originaria de Nanjing que pasó casi tres años cumpliendo el “horario 996” en su país: trabajando desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, 6 días a la semana.
Tras pasar al menos cinco años trabajando para una compañía farmacéutica multifuncional, la joven asegura que su oficio, se fue apoderando de su vida.
“Me privaron de toda mi vida personal”, expresó en una entrevista.
Rao, luego de su turno laboral, que a veces incluía horas extras, tenía un serie de horas libres, para comer, ducharse e irse a la cama; pero, decidió sacrificar su sueño para ganar algo de tiempo personal.
La joven estaba poniendo en practica lo que los chinos han llamado “bàofùxìng áoyè”, o “procrastinación a la hora de dormir”.
El significado que Daphne K Lee le ha dado esta frase, que también podría traducirse como “la venganza de quedarse despierto hasta tarde”, hace referencia a aquellas personas que “no tienen mucho control sobre su vida diurna y se niegan a dormir temprano para recuperar algo de libertad durante las horas de la noche”.
En una publicación realizada en 2018 por un hombre de la provincia de Guangdong, escribió en sus redes sociales que durante la jornada laboral él “le pertenecía a otra persona” y que solo podía “encontrarse a sí mismo” cuando llegaba a casa y podía acostarse.
Esta venganza de postergar la hora de dormir es triste, escribió, porque su salud está sufriendo, pero también es “genial” porque ha obtenido un poco de libertad.
Una epidemia mundial que no obtiene atención
Expertos han advertido que durante mucho tiempo, la falta de sueño es una epidemia mundial de salud pública a la que no se presta atención.
De acuerdo a los datos de la Encuesta global del Sueño de Phillips realizada en 2019, la cual recibió respuesta de 12 países, mostró que el 62% de los adultos en todo el mundo sienten que no duermen lo suficiente, con un promedio de 6,8 horas en una noche entre semana en comparación con la cantidad recomendada de ocho horas.
Los especialistas citaron varias razones de este déficit, incluido el estrés y su entorno para dormir, pero el 37% culpó a su agitado horario de trabajo o escuela.
En China, una encuesta nacional realizada en 2018 mostró que el 60% de las personas nacidas después de 1990 no dormían lo suficiente y que las que vivían en las ciudades más grandes eran las que más sufrían.
Efectos
A largo plazo, la falta de sueño puede provocar una serie de efectos nocivos, tanto mentales como físicos.
El neurocientífico Matthew Walker, asegura que “cuanto más breve es tu sueño, más corta es tu vida”.
Una creciente evidencia refleja la importancia del tiempo libre alejado de la presión laboral. La falta de separación puede provocar estrés, reducción del bienestar y agotamiento.
“Una de las partes más importantes de la recuperación del trabajo es el sueño. Sin embargo, el sueño se ve afectado por la forma como logramos separamos del trabajo”, dice Kelly, de la Universidad de Sheffield.
Desde que inició la pandemia del COVID-19, empresas de muchos países han implementado el teletrabajo, esto ha significado una mayor flexibilidad en la vida laboral pero también, en algunos casos, difuminando aún más las fronteras ya débiles entre el trabajo y el hogar.
