La venezolana María de Fátima Vieira, madre sinodal, fue uno de los 365 miembros con voz y voto que participaron en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo del Vaticano en el año 2023. Este fue un evento que reunió a diversos representantes de la Iglesia Católica para dialogar sobre el rol de la mujer en la religión, la relevancia de los migrantes y el mundo digital.
“La Asamblea marcó un antes y un después en la historia de nuestra Iglesia católica, fue la primera vez que en un Sínodo, además de los obispos, tuvieron derecho a voz y voto los presbíteros, diáconos, laicas y laicos, vida consagrada femenina y masculina; un total de 365 personas de las cuales 54 fuimos mujeres. Ser parte de este proceso llena mi corazón de gratitud a Dios y a la Iglesia católica”, explicó Vieira en una entrevista con la revista SIC.
La madre, que se desempeña como Superiora general de la Orden Siervas del Santísimo Sacramento, destacó en la entrevista que esta última Asamblea tuvo importantes cambios, ya que se realizó en el Aula Paulo VI, un espacio “más relacionado con el pueblo de Dios” y se usaron 35 mesas redondas con doce personas cada una. Anteriormente, se realizaba en un anfiteatro donde todos los participantes solo veían a las autoridades religiosas.
“La distribución de la Asamblea en mesas redondas nos colocó en situación de igualdad… Permitió mirarnos de frente, facilitó el reconocimiento mutuo, la escucha, el diálogo, comunicar ideas, posturas, intuiciones, mociones del Espíritu fruto del estudio y oración personal”, dijo la madre María de Fátima Vieira.
En cuanto a la relevancia de la sinodalidad para Venezuela, la religiosa expresó que “el proceso sinodal en nuestra Iglesia venezolana puede ser el fermento oportuno para el proceso de transformación que amerita nuestra patria. La sinodalidad viene a recordarnos que somos hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo Padre”.
