Hacer cine es muy costoso, sin embargo, en San Fernando, la capital del estado Apure, un grupo de 15 jóvenes está produciendo cortometrajes al mismo tiempo que está sobreviviendo.
El coronavirus y la crisis, no frenan la pasión por el cine en el estado Apure, región llanera de Venezuela. “Una Carta Para Martha”, “Irrealidad” y “Black Hummer”, son un mediometraje ya estrenado y dos cortometrajes en producción.
Manuel Hernández, un joven de 22 años de edad, es el autor, guionista y productor de este material, secundado al comienzo por nueve amigos y avalado en el camino por seis más, que se han sumado al trabajo como actores y contribuyentes.
Para financiar esta pasión en la que creen, los jóvenes suman sus salarios, producto de sus trabajos ordinarios, y “así es como estamos comprando las remolachas y el azúcar con lo que hacemos la sangre roja y espesa que usamos en la grabación de Black Hummer, por ejemplo, que lleva mucha sangre”, asegura Hernández.
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Este escritor de su primera obra a los 19 años, durante las mañanas vende panquecas en el mercado municipal de San Fernando para poder emplear los 2 dólares diarios que obtiene de esta venta, en sus producciones.
Por otro lado, a cambio de poder imprimir y fotocopiar sus guiones, este joven dedica sus tardes a trabajar en una papelería – fotoestudio del centro de la ciudad, “donde me han apoyado muchísimo”, asevera.
“Querer es poder”, para este grupo de apureños amantes del cine, que a diario sortea las dificultades propias de pelear por un sueño en la “por ahora” Venezuela.
Actualmente, graban con una cámara prestada ya que tras conseguir un productor asociado que tenía equipos de última generación, debido a la crisis, tuvo que venderlos y desde septiembre, nuevamente quedaron dependiendo de lo que consiguen por un lado y el otro.
Asimismo, estaban produciendo “Black Hummer” cuando se inició la cuarentena por lo que se paralizaron los trabajos y “nos desanimamos un poco y nos asustamos”, sin embargo, la producción no se detuvo.
“Aburrido en mi casa, hice un cortometraje que se llama Existencia, que se trata sobre el poder de la palabra que tienen los individuos sobre ellos mismos”, agrega Hernández.
Actualmente, editan “Irrealidad”, que trata de una persona que tiene un sueño subrealista, pero se consigue con elementos de ese sueño en su realidad diaria y “el desenlace es buenísimo porque nadie se lo espera”, señala el productor.
También continúan el rodaje de “Black Hummer”, un cortometraje de acción y trabajan en la preproducción de “Rio Apure”, que “es la historia escenificada en los 70 de un par de periodistas caraqueños que vienen hasta Apure a cubrir la noticia de un caimán gigante y a uno de ellos le gusta Apure y decide quedarse”, comenta.
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Sostiene además, que ya han hecho todos los arreglos para comenzar dentro de semana y media el rodaje de “Rio Apure” y continuar la grabación de “Black Hummer”, suspendida por la cuarentena.
Todas las tardes editan “Irrealidad” y tienen la esperanza que el estreno en la Cinemateca de San Fernando de Apure, se realice entre el 10 y el 12 de abril.
“En Una Carta para Martha, Williams queda fascinado con una historia que está leyendo y lo que él no sabe es que esa historia se va a entrelazar con su vida, el tema es la soledad y el amor propio, el amor que deben tener las personas hacia sí mismos antes de querer estar con otras personas”, comenta respecto de su primera obra, la cual pueden localizar en Yotube con el nombre del autor.
La pasión se premia con más pasión
Hernández es autodidacta, comenzó a estudiar cine desde los 16 años por internet y comenta que de ese modo, ha aprendido escritura de guiones, movimientos de cámara, encuadres, composición visual, entre otros.
A los 19 años comenzó a escribir la historia de su primera producción y “conseguí una cámara prestada con un amigo y comencé a rodar”, relata.
Para esta filmación se sumó un primer lote de amigos como actores “ninguno era actor profesional, solo tenían la intuición y la pasión, pero fueron muy buenas actuaciones y les salió muy natural”, continúa.
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“Aquí la cultura está por el suelo”, expresa en referencia a que les ha costado mucho conseguir apoyo de las instituciones gubernamentales, pero exceptúa de este comentario al director de la Cinemateca del estado que les ha abierto sus puertas. Sin embargo, recalca que el poco apoyo que han conseguido, ha sido incondicional.
Este es el caso del amigo que presta la cámara, otro que ayuda con la edición, el fotoestudio que apoya con la impresión y reproducción de los guiones, así como un actor profesional de la región que ha creído en su trabajo y les presta su casa para las filmaciones y participa en ellas; en la casa de este actor grabaron “Una Carta para Martha”.
La seriedad con la que hacen el trabajo “somos decididos y no nos da pena nada”, asegura, así como el respeto de la ciudadanía hacia su trabajo, les ha permitido grabar con éxito en locaciones externas como la plaza Bolívar de San Fernando, la biblioteca del estado, el histórico puente María Nieves y la urbanización San Fernando 2000, indica.
“Quien lee libros queda fascinado ante las historias que le gustan, yo consumía muchas historias de niño y comencé a hacer pequeñas ediciones con un telefonito que me regaló mi mamá”, cuenta Hernández acerca del origen de su fascinación por el cine.
El joven escritor y productor de esta manifestación del arte no le ha dado poder a la desgastante sobrevivencia criolla porque según él, debido a eso “hemos perdido mucho talento joven que se ha ido del país a dedicarse a otra cosa”.
Apuesta a seguir batallando en suelo patrio porque “sí se puede soñar en Apure, sólo hay que tener ese corazón de guerrero”, asegura.
