Covid-19 podría darle estocada final a la seguridad alimentaria en Venezuela

Por: Antonieta La Rocca

La llegada de la pandemia covid-19 a Venezuela ha profundizado la emergencia humanitaria compleja en la que esta sumergida el país. Todos los países del mundo, incluso aquellos que tienen una economía robusta, esperan una disminución considerable en los inventarios de alimentos, una preocupación de la que no escapa el país con las reservas de petróleo mas grandes del mundo.

Susana Raffalli, asesora de Cáritas Venezuela y nutricionista experta en gestión de seguridad alimentaria, a través de una videoconferencia llamada “Impacto del covid-19 sobre la nutrición y la seguridad alimentaria en Venezuela”, organizado por la Fundación Simón Bolívar de Citgo, explicó algunas de las razonas que hacen tan compleja la seguridad agroalimentaria en el país y en el mundo en estos tiempos.

El aumento de los precios, la ralentización del comercio internacional, el déficit de la mano de obra para cosechas y pesca y la disminución productiva en el sector primario, son las razones que expone Raffalli como las principales causas del declive.

Aseguró que en Venezuela se maneja la pandemia como una emergencia sanitaria y no como una emergencia humanitaria. Condenó que Nicolás Maduro esté enfrentado la covid-19 con un “enfoque limitado y desacertado” que, a su juicio podría generar una ola devastadora en las familias más vulnerables.

Se espera devastación de las familias más pobres porque el principal activo de esos hogares en términos de sustento es el trabajo y el confinamiento es el principal impedimento para que puedan trabaja”, expresó Raffalli, quien además dijo que la centralización de la estrategia de Maduro hace que se desaproveche el músculo y la experiencia de las ONG y la sociedad civil.

La nutricionista y defensora de los DDHH también dijo que “se limita mucho el acceso que puedan tener estas familias pobres a las respuestas humanitarias que ya teníamos en curso. Casi todas las agencias humanitarias están operando al mínimo de su capacidad y eran estas agencias las que llenaban el vacío que estaba dejando el Estado en términos de protección social.

Criticó que en Venezuela el bono por confinamiento ronde dólares mientras que el bono de protección en Estados Unidos es de $1.200, en El Salvador de $300, en Guatemala es de $180.

“El principal activo de los pobres es el trabajo (…) Sin leña ni comida nadie va a respetar los cordones sanitarios”.

Destacó que no hay evidencias suficientes de alimentos o vitaminas que ayuden a evitar el contagio con el virus o curar el virus, enfatizó que cualquier recomendación seria irresponsable y pudiera generar que se relajen las medidas de protección individual.

Para el presidente de la Red Agroalimentaria de Venezuela y profesor de la Universidad Simón Bolívar, Rodrigo Agudo, “la ayuda humanitaria y alimentaria no llena anaqueles” por problemas de fondo preexistentes en el país y de gobernabilidad, además explicó que en Venezuela en términos alimentarios la pandemia llega en un contexto inédito en la región y en Europa, y que además las condiciones de inseguridad alimentaria datan desde hace de cuatro años.

Agudo recordó que la seguridad alimentaria es la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los alimentos según la Constitucion venezolana, al tiempo que dimensiono que la proveeduría de alimentos tiene un componente fundamental que es la producción nacional, considerablemente mermada desde 2008 entre otras causas porque se apuntaló el modelo en las importaciones.

“Aquí no hay disponibilidad suficiente para garantizar el pleno abastecimiento del consumo, lo que hay- desde 2019- es un poco de accesibilidad de algunos productos que no toda la población puede adquirir por sus precios”, haciendo referencia a los bodegones.

Informó que 70% de la población está en un subconsumo de los alimentos que necesita y se agrava porque no se producen y no hay recursos para importarlos.

Puso como ejemplo la ganadería bovina como único inventario real en la actualidad y que se esta diezmando y además el consumo per cápita de productos básicos se ubicó durante 2019 por debajo de los 100 kilogramos.

“En los rubros vegetales la caída de la producción agrícola de los ciclos no cortos, como los cereales, el arroz, el maíz, es del 10% de lo que se sembró en 2018 por falta de insumos”.

Otra de las participantes fue Maritza Landaeta, miembro de la Fundación Bengoa, quien resaltó que Venezuela se encuentra en el 51% de pobreza tomando en consideración el indicador de pobreza multidimensional que implica que la mitad de la población, y no hay medidas que apunten a cubrir los requerimientos mínimos de cada familia.

Destaco que han identificado desde hace cinco años a grupos vulnerables como niños en edad escolar que recibían alimentación en las escuelas y este era su único alimento durante el día, y las mujeres embarazadas que, en Venezuela, tiene el factor critico de que los embarazos adolescentes ocupan 23% y la mayoría inicia el proceso desnutridas y toda esta situación se agrava con la llegada de la covid-19 al país.

Todos coinciden en que las fallas en el abastecimiento de combustible agudizan la crisis.

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