Hace más de dos mil años, los celtas -mejor conocidos como las personas de la Edad de Hierro- celebraban el Samaín como el Año Nuevo Celta o el comienzo de la estación oscura para conmemorar el paso de un año a otro. No obstante, con el paso del tiempo está fecha se fue mezclando con la religión cristiana y fue el papa Gregorio III, en el año 741, quien oficializó el primero de noviembre como el día dedicado a los santos.
Su sucesor, el papa Gregorio IV, lo universalizó y ordenó que esta celebración empezará un día antes para arreglar los preparativo, el 31 de octubre. Sin embargo, en la época de la Gran Hambruna Irlandesa (1845-1849), los migrantes de este país transmitieron esta celebración a los Estados Unidos y Canadá, sumando a esto la práctica de las calabazas gigantes.
Actualmente, Halloween es una celebración comercial que permite a las empresas expresar lo más oscuro de la vida como los fantasmas, las leyendas, lo terrorífico, entre otras cosas. También sirve para plasmar historias de miedo en distintas plataformas como series de televisión y en el cine, como hacer que los niños pidan dulces en sus vecindarios como parte de la tradición.
