Este domingo 30 de octubre tendrá lugar la segunda vuelta presidencial en Brasil, entre Luiz Inácio Lula Da Silva y Jair Bolsonaro, para decidir si el primero regresará al Ejecutivo o el segudo repetirá en el cargo, y los ciudadanos brasileños en edad de votar deberán acudir a las urnas.
Con relación a esto último, quienes no asistan al proceso electoral serán penalizados con multas económicas, e incluso la inhabilitación política. La imposibilidad de realizar trámites con el Estado es otra de las sanciones que el gigante latinoamericano guarda bajo la manga para evitar que la abstención sea el protagonista en el proceso.
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El ejercicio del sufragio, sin embargo, será opcional para los jóvenes entre 16 y 17 años, los mayores de 70 años o personas analfabetas. Para la convocatoria de este domingo, el voto deberá realizarse, además, de manera presencial.
Fue el pasado 2 de octubre cuando se realizó lo que fue, transcurrida la jornada, la primera vuelta electoral, en la que Lula, abanderado por el Partido de los Trabajadores (PT), obtuvo 57,2 millones de votos (48.4%), frente a un Bolsonaro, por el Partido Liberal (PL), que alcanzó el segundo escaño con poco más de 51 millones de papeletas (43.2%).
La contienda electoral en Brasil tiene lugar en medio de dos personajes que han ejercido el cargo. Un Lula que fue absuelto del caso Lava Jato, frente a un Bolsonaro que ha sorteado la crisis devenida por la pandemia de la covid-19, que le ha costado tres ministros de salud en el transcurso.
Otro de los elementos destacables en el escenario electoral brasileño es la yuxtaposición entre los abanderados del PT y el PL, respectivamente, es su maniquea posición en temas como el aborto o las políticas socioeconómicas en un Brasil polarizado.
El escenario electoral brasileño incluso cala de manera inédita en las plataformas digitales como Instagram, en donde sus usuarios denuncian una especie de censura sobre las posiciones adversas a Lula. Recientemente trascendió en redes sociales que el algoritmo no permite publicar la frase «Lula ladrón», cosa que sí permitiría cuando se hace mención al actual presidente.
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