Lorena Bornacelly.- Desde las 4 de la mañana comenzaron a llegar personas a un supermercado de la parte baja de San Cristóbal para poder comprar dos kilos de harina de maíz precocida, utilizada para la preparación de las tradicionales arepas.
“Tenemos hambre y no hay comida” repetía Ana, quien esperó desde las 4 de la mañana para poder acceder al producto pero no tuvo éxito, pues a tres cuadras de distancia del establecimiento comercial le informaron que no había más en el inventario del negocio.
“Tendré que esperar, es la única opción que tengo para comer porque de lo contrario no hay más nada. La harina hace falta y esta es la única posibilidad que tengo de comprarla, porque a los revendedores hay que pagarle entre 14 y 19 mil bolívares por cada kilo y el dinero no alcanza” relató.
Mientras tanto, otro ciudadano que esperaba atribuyó la larga espera a la Guardia Nacional, quienes a su juicio, no controlan la presencia de “revendedores inescrupulosos que llevan a Cúcuta la comida del pueblo para revenderla”.
Al menos 100 personas esperaron para adquirir los dos kilos de harina, según lo permite el terminal del número de su cédula, pues un decreto en el Táchira establece que la venta de productos regulados se hacen de manera controlada.
