El sábado 4 de agosto de 2018 un dron con explosivos explotó cerca de la tarima en la que Nicolás Maduro ofrecía un discurso a miembros de las Fuerzas Armadas y Guardia Nacional, en el marco de la celebración del 81 aniversario de este último. Las imágenes se hicieron rápidamente virales ya que se transmitían a través de cadena nacional.
La primera reacción fue la de confusión entre los funcionarios castrenses, quienes entre el desconcierto rompieron filas y corrieron en diferentes direcciones. Luego de unas horas de transcurrido el hecho, ya se señalaban culpables por el mismo: Juan Manuel Santos, para entonces presidente de Colombia, fue señalado por Nicolás Maduro.
Días después seguían las acusaciones. El diputado Julio Borges fue señalado como uno de los autores intelectuales, mientras que el también parlamentario Juan Requesens fue detenido por supuestamente ayudar a los perpetradores del hecho.
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El 5 de octubre el concejal por el municipio Libertador, Fernando Albán (partido Primero Justicia) fue detenido cuando regresaba al país tras haber formado parte de una delegación que asistió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se le acusó de haber participado en los hechos: cinco días después falleció. El régimen aseguró que fue un suicidio, que se lanzó del décimo piso del edificio del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), sin embargo diferentes pruebas señalan que pudo haber sido por asesinato.
Hasta la fecha se contabilizan 43 detenidos por casi una decena de cargos sin aún esclarecer. Los acusados se encuentran en prisión ante la dilación de sus juicios.
